Cómo usar el método SMART para fijar metas en septiembre sin caer en la frustración

Lugo

Con la vuelta de las vacaciones, septiembre se convierte en un mes clave para empezar de nuevo. Es habitual escuchar frases como “este año sí que me apunto al gimnasio” o “voy a empezar a cenar sano”. Pero, ¿por qué este impulso de reinicio?

Según la psicóloga lucense Marta Meijide, “se puede usar como una puerta para abrir nuevos hábitos, nuevas rutinas, un momento para reflexionar y proponerse qué quiero en este nuevo año”.

El problema surge cuando las metas que nos proponemos son demasiado exigentes. La experta advierte de que “si nos ponemos metas muy muy exigentes es fácil que no las cumpla, por lo tanto es fácil que abandone en el intento”.

Para evitar este ciclo de entusiasmo seguido de abandono, propone aplicar el método SMART, una herramienta que ayuda a estructurar objetivos de forma eficaz.

Las metas SMART deben ser:

• Específicas: concretas y claras.
• Medibles: que se puedan cuantificar.
• Alcanzables: realistas según tus circunstancias.
• Relevantes: que tengan valor personal.
• Temporales: con un plazo definido.

Como ella resume, las metas SMART nos ayudan a poner metas alcanzables y medibles con el paso del tiempo. Por ejemplo, en lugar de decir "esta vez quiero estar más relajado", podríamos decir "voy a practicar mindfulness 10 minutos diarios durante las próximas 3 semanas". Esto es más concreto y manejable."

¿Y si no lo consigo?

Además, es fundamental cuidar la salud mental durante este proceso. La forma en que nos hablamos influye directamente en nuestra motivación. “Es muy importante también tener un cierto autocompasión, la forma en la que me hablo y también la habilidad de cambiar metas”, señala.

Si una meta no funciona, no hay que insistir en ella a toda costa: “No debemos seguir en el mismo camino si no funciona, para que no aparezca esa frustración, nos paramos y nos preguntamos qué no está saliendo bien, qué he aprendido y que camino tomo”.

Septiembre puede ser el inicio de algo nuevo, siempre que lo abordemos con flexibilidad, intención y cuidado personal, si no puede convertirse en nuestro mayor enemigo.