¿Sabías que los tomates también se estresan?: esta es la investigación de María López, ingeniera agrónoma por la USC

Lugo

"Yo a veces les digo a mis amigos que soy doctora de tomates", bromea María López. Tras titularse como ingeniera agrónoma en la USC, en el Campus Terra, y pasar por la Universidad de Davis, en California, actualmente es asesora del subsecretario del Ministerio de Agricultura. En su currículum lleva una investigación en la que estudió cómo hacer los cultivos más resistentes al cambio climático.

Escogió el tomate porque es "un cultivo modelo". Esto quiere decir que "hay mucho conocimiento generado sobre él y tenía acceso a mucha información para ver cómo afectan estas condiciones de estrés que provoca el cambio climático en las plantas".

Lo estudió a tres niveles. En primer lugar revisó la afectación fisiológica: "Sería, si la planta fuese una industria, la fábrica en su conjunto". También a nivel bioquímico, que "se correspondería con el taller", y molecular, "que podemos decir que es el director de la planta". Es decir, investigó cómo los cambios en las condiciones de temperatura, humedad y muchas otras variables afectaban "al organismo completo, a las sustancias internas como azúcares o proteínas y al material genético" de los tomates.

"Lo que hacíamos era generar supertomates", explica, "y los estresábamos para ver qué mecanismos pone la planta en marcha para resistir a esas cuestiones para ver cómo potenciarlas". Esta investigación evidencia, señala, el punto en el que se encuentra la ciencia ahora mismo: "Teniendo en cuenta que el cambio climático es una realidad que ya está pasando, la ciencia lo que persigue es averiguar cómo podemos adaptar nuestros cultivos para sobrevivir".

Tras terminar esta investigación, que la llevó a instalarse en Murcia, María López decidió dar un giro a su vida y opositar. Actualmente trabaja para la administración estatal como asesora del subsecretario del Ministerio de Agricultura. Es "diferente" a su etapa como investigadora, que a todavía echa "de menos a veces", pero en el otro lado de la balanza le permite otras cuestiones que valora mucho.

"El laboratorio tenía una parte muy bonita, que ibas descubriendo cosas, me despertaba mucho interés comprobar a donde me llevaba cada acción, preguntarme qué puerta abrir a continuación, y el llegar al objetivo es muy gratificante, pero también es un camino duro que tienes que ir abriendo por ti misma y te llevas muchos porrazos", explica. A pesar de todo, asegura que como investigadora ha sido "muy feliz".

Sin embargo, de trabajar en la administración pública valora "una parte muy importante que tiene que es que te permite llegar a las personas". Le gusta "el trato con la gente, intentar ayudar, facilitar la vida, y en ese sentido la administración está más pegada a la tierra que la ciencia, que es a veces un poco más abstracta", explica.

Reconoce, en todo caso, que hay cosas que le gustan menos: "Esa parte burocrática puede ser un poco más pesada, yo que soy ingeniera agrónoma ahora me encuentro leyendo el BOE todos los días, pero intento ver siempre las cosas positivas".

El Campus Terra como "un espacio de referencia"

Este camino que está recorriendo María López y que le ha llevado hasta el Ministerio de Agricultura empezó en la USC. Más concretamente, en el Campus Terra, donde estudio la carrera y después el máster. "Para mí es un sitio cercano, como una comunidad que te arropa y te acompaña, incluso cuando ya has dado otros pasos en la vida", asegura. Cuenta que a lo largo de su trayectoria "siempre ha sido un espacio al que volver en determinados momentos" de su vida.

Una de las cosas, para ella, más importantes sobre la universidad lucense es que permite entender el éxito de forma muy personal. "Triunfar puede ser para unos que hayas conseguido hacerte un hueco en otro lugar del mundo y para otros quedarte al lado de tu casa", explica, "y yo lo que tengo muy claro sobre el Campus Terra es que te permite las dos cosas, tanto irte lejos como quedarte cerca".