Las 'Tetas de María Pita': cuando A Coruña acogió una arquitectura efímera revolucionaria en 1966
Hablamos de este acontecimiento con Nuria Prieto, en Cuaderno de dibujo

Cuaderno de dibujo: Las "Tetas" de María Pita
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A Coruña
En 1966, la plaza de María Pita fue escenario de una de las construcciones más singulares que recuerdan los coruñeses: dos enormes cúpulas conocidas popularmente como “las Tetas de María Pita”. Su aspecto futurista y su lenguaje arquitectónico, poco habitual en la época, despertaron la curiosidad de vecinos y visitantes. Nadie estaba acostumbrado a ver algo semejante frente al Palacio Municipal.
Un teatro transportable para festivales
Estas estructuras no eran un capricho estético, sino un teatro itinerante pensado para festivales folclóricos. Se trataba de dos cúpulas unidas en el centro, con capacidad para 1.800 personas. Una de ellas albergaba el escenario, los camerinos y la zona de producción, mientras que la otra estaba destinada a las butacas plegables.
Lo más innovador era su carácter desmontable: podían plegarse y transportarse en apenas dos camiones, lo que permitió que recorrieran varias ciudades españolas como Vigo, Vallecas u Hospitalet.
El genio detrás del proyecto: Emilio Pérez Piñero
Detrás del proyecto estaba Emilio Pérez Piñero, un arquitecto nacido en Valencia y criado en Calasparra (Murcia). Brillante desde joven, en 1961 ganó un prestigioso premio internacional de la Unión Internacional de Arquitectos con una estructura desplegable que fascinó a figuras de referencia como Buckminster Fuller o Félix Candela.
Su especialidad eran las arquitecturas móviles y efímeras, con un diseño ingenioso y práctico. Entre sus proyectos más llamativos destacan el módulo lunar desplegable diseñado para la NASA —fabricado artesanalmente en Calasparra— y el Cinerama de 1967, un cine ambulante que aparece en la película Once Upon a Time in Hollywood, de Quentin Tarantino.
Un talento truncado demasiado pronto
Pérez Piñero colaboró incluso con Salvador Dalí en la creación de la vidriera hipercúbica y en la cúpula del Museo de Figueras. Sin embargo, su prometedora trayectoria se vio bruscamente interrumpida: falleció en un accidente de tráfico con solo 37 años.
Una obra que dejó huella en A Coruña
Aunque la estancia de las “Tetas de María Pita” en la ciudad fue breve, su recuerdo sigue vivo como ejemplo de cómo la arquitectura efímera puede transformar un espacio urbano. La magnitud de las cúpulas impresionaba aún más desde el interior, con una acústica perfecta para los espectáculos que albergaba.
Hoy, casi 60 años después, muchos coruñeses se sorprenden al descubrir que en la plaza mayor de la ciudad llegó a instalarse una construcción tan avanzada y visionaria.




