A Coruña Opina: ¿Amenaza o herramienta? El impacto de las redes sociales en la adolescencia
Ciberseguridad, control parental, verificación de edad y educación digital: así fue el debate en Radio Coruña sobre adolescentes y redes sociales

A Coruña Opìna: Jóvenes y redes sociales
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A Coruña
Las redes sociales llevan ya más de veinte años influyendo en nuestra vida cotidiana. Desde la irrupción de Facebook en 2004, estas plataformas se han convertido en el principal canal de comunicación de los jóvenes. Según los últimos datos, nueve de cada diez adolescentes entre 14 y 18 años las utilizan a diario. Sus beneficios son indiscutibles, pero también lo son los riesgos: presión social, desinformación, exposición a contenidos inapropiados y conductas compulsivas que preocupan tanto a familias como a educadores.
En el programa A Coruña Opina, en Hoy por Hoy de Radio Coruña Cadena SER, varias voces expertas analizaron el impacto de las redes en adolescentes. Participaron Alberto Arias, delegado de Participación Ciudadana de la Policía Nacional en A Coruña, Víctor Salgado, abogado especialista en derecho digital, y Arcadio González Nóvoa, profesor de filosofía en el IES Rafael Dieste.
Riesgos psicológicos y conductas compulsivas
La psicóloga Belén Montes, vicepresidenta de la sección educativa del Colegio Oficial de Psicología de Galicia, subrayó que “las redes sociales abren 24 horas y ofrecen de todo”. Esto significa que los menores tienen acceso permanente a contenidos que no siempre están adaptados a su edad, desde violencia hasta pornografía o desinformación. El algoritmo, además, capta sus gustos y preferencias para mantenerlos conectados el mayor tiempo posible.
Ese tiempo frente a la pantalla se traduce en la pérdida de actividades esenciales para el desarrollo psicológico, como el deporte, la socialización presencial o el descanso nocturno. Aunque no existe un diagnóstico clínico oficial de adicción a pantallas, sí se detectan usos compulsivos con señales claras: adolescentes que pasan horas sin desconectarse, que muestran cambios de humor bruscos, irritabilidad si no tienen el móvil cerca, problemas de sueño o abandono de los estudios y amistades.
Prevención desde la Policía Nacional
El delegado de Participación Ciudadana de la Policía Nacional en A Coruña, Alberto Arias, destacó la importancia del trabajo preventivo en los colegios a través del Plan Director. Según explicó, la ciberdelincuencia ha crecido en los últimos años y aún existe una brecha digital en competencias que hay que cubrir. Para Arias, muchos adolescentes normalizan comportamientos dañinos en redes y videojuegos, lo que puede derivar en relaciones de dependencia.
Además, alertó sobre el riesgo del contacto de adultos con menores a través de plataformas, un fenómeno que, aunque no es el más frecuente, tiene consecuencias muy graves. Su consejo es claro: las familias deben acompañar desde el primer momento en el que sus hijos reciben un dispositivo conectado, formándose en competencias digitales mínimas para poder guiarles en su uso.
La responsabilidad de las plataformas digitales
El abogado especialista en derecho digital Víctor Salgado insistió en que las plataformas tienen una gran responsabilidad en este fenómeno. Según explicó, las redes están diseñadas para captar la atención de los usuarios y los menores suelen ser los más vulnerables a ese mecanismo. La normativa europea avanza en la dirección de exigir a las plataformas controles más efectivos para limitar el acceso a contenidos sensibles y reducir el uso compulsivo.
Salgado explicó que no se trata de identificar públicamente a todos los usuarios, sino de implantar sistemas de verificación de edad mediante atributos digitales. Así se podría comprobar si alguien es mayor o menor de edad sin necesidad de exponer más datos de los imprescindibles. De esta forma, se combinaría la trazabilidad ante conductas ilícitas con la protección de la privacidad.
El papel de la escuela: prohibir o educar
El profesor de filosofía Arcadio González Nóvoa, del IES Rafael Dieste, explicó cómo en su centro está prohibido el uso del móvil durante la jornada lectiva salvo autorización expresa para actividades concretas. El alumnado puede llevarlo, porque muchas familias lo consideran necesario para la comunicación diaria, pero no puede utilizarlo en clase.
González Nóvoa resaltó que la clave no es solo prohibir, sino educar. En su instituto trabajan en talleres y proyectos que convierten la tecnología en una herramienta de empoderamiento y comunicación positiva. El objetivo es que los estudiantes no sean meros receptores pasivos, sino usuarios conscientes, críticos y capaces de emplear las redes con fines constructivos.
Pagas digitales y riesgos económicos
El debate también abordó la relación de los jóvenes con el dinero digital. Cada vez más familias entregan la paga semanal a través de tarjetas o aplicaciones móviles. Para Alberto Arias, esto multiplica los riesgos: desde fraudes online hasta compras internas en videojuegos o incluso el uso indebido de tarjetas familiares.
La recomendación es comenzar con tarjetas de prepago con límites de gasto muy bajos y acompañar a los adolescentes en sus primeras experiencias financieras digitales, enseñándoles a reconocer riesgos y a gestionar su dinero en la red.
Restricción por edad: debate en Europa
La Unión Europea estudia elevar la edad mínima para abrir cuentas en redes sociales. En España ya se tramita el aumento de 14 a 16 años. Según Víctor Salgado, no basta con fijar una prohibición legal, sino que es necesario enseñar un uso responsable de la tecnología.
El abogado comparó el acceso a un móvil con la entrega de un coche: nadie daría un vehículo sin formación previa, del mismo modo que no debería ofrecerse un dispositivo con conexión a internet sin educación digital. La clave está en equilibrar normas, supervisión y acompañamiento, más allá de las restricciones.
Conclusiones: acompañamiento y educación digital
El consenso entre todos los participantes de A Coruña Opina es claro. Las prohibiciones por sí solas no bastan. Es necesario un acompañamiento real desde casa y desde los centros educativos, además de exigir a las plataformas una responsabilidad firme en el diseño de sus servicios. La educación digital debe formar parte tanto del currículo escolar como de la vida familiar, integrando diálogo, formación y supervisión.
Como resumió el propio Alberto Arias, “el mundo que nos toca vivir es digital. Nuestros hijos deben formar parte de él, pero acompañados y con reglas claras”.




