El EuroCelta apaga la luz, enciende la música y sale a bailar

Vigo

Claudio Giráldez necesitaba que volviera a sonar la música en el bar, que se apagase la luz y que volviese a bailar la gente con su Celta. Que sus goles, asistencias, pases y recuperaciones se convirtiesen en gasolina para el motor de la emoción del celtismo. Y eso fue lo que pasó. El equipo se puso el traje de Tony Manero y, con rápidos molinillos de brazos y movimientos secos de pelvis, desbordaron a un PAOK que venía a Vigo pensando que el Celta iba a ser una víctima propiciatoria. Pero no fue así.

La puesta en escena del Celta fue muy buena, pero se cumplió la maldición de gol del rival en la primera que tuvieron en el minuto 37. Un mazazo para un Celta que dominaba, que desplegó su mejor fútbol, pero que no era capaz de ver portería. Y llegó una jugada clave: Mingueza sacó un lujazo de centro y dejó a Aspas un caramelo que convirtió en gol con un certero cabezazo. Aparecieron Mingueza para asistir y Iago para marcar. Estaban de vuelta.

En la segunda parte, los de Giráldez tuvieron mejor lectura de los espacios que dejaba el rival y aprovecharon muy bien los movimientos de desmarque de Borja y de Williot. Y con otro pase extraordinario del catalán, el sueco tuvo un mano a mano que sacó Pavlienka. El rechazo se fue a la frontal del área y Borja Iglesias la caza de volea con la izquierda y la mete en el fondo de la portería. Era el 2-1. La primera vez que el Celta marcaba más de un gol esta temporada y la primera vez que remontaba. Y Borja a lo suyo: 6 goles en los 6 últimos partidos.

El equipo de Giráldez quería más y no se conformaba con el 2-1. Y fruto de esa ambición y de la certera lectura de ataque llegó la jugada del tercer gol. Pase en profundidad y mano a mano de Williot que esta vez no falló. Era el 3-1 y volvía la alegría a Balaídos. Volvió Mingueza, volvió Aspas, también Williot, Borja sigue de dulce y Rueda mete otra asistencia. Qué más se puede pedir.