Cómo ha cambiado la estética en la arquitectura: de los años 70 al futuro de las ciudades

A Coruña

La palabra estética no es solo sinónimo de belleza. Es orden, armonía, identidad y diálogo con el entorno. Así lo explicó Fernando Agrasar, director del Departamento de Proyectos Arquitectónicos, Urbanismo y Composición de la Escuela de Arquitectura de A Coruña, en A Vivir las Rías.

En esta conversación, se reflexiona sobre la estética en la arquitectura, el papel de los espacios públicos en ciudades como A Coruña, Ferrol y en la Costa da Morte, y la transformación urbana en los últimos cincuenta años.

¿Qué significa estética para un arquitecto?

Para Fernando Agrasar, la estética va más allá de lo bonito o lo llamativo: “La búsqueda de la belleza es una aspiración humana. El sentido estético existe incluso en las comunidades más primitivas. Es algo que nos impulsa a ordenar, a disponer y a visualizar la realidad de determinada manera”.

El arquitecto recuerda que, históricamente, lo útil y lo bello no estaban separados. La herencia cultural latina y romana nos llevó a oponer ambos conceptos, pero hoy resulta imprescindible volver a conectarlos.

Estética y paso del tiempo: 50 años de arquitectura en A Coruña

La entrevista coincide con el 50 aniversario de la Escuela de Arquitectura de A Coruña, que desde los años 70 ha formado a generaciones de arquitectos de Galicia, Asturias, Portugal y Castilla y León.

La percepción estética ha cambiado enormemente en medio siglo:

Un edificio apreciado en los años 70 hoy puede verse como un error medioambiental.

La cultura, la tecnología y la ciencia han redefinido lo que entendemos por estética.

La relación entre ética y estética se ha vuelto inseparable en la arquitectura contemporánea.

La estética de los espacios públicos en A Coruña y Ferrol

Fernando Agrasar destacó cómo el espacio público se transforma y cómo esos cambios afectan a la percepción estética de una ciudad:

La plaza de María Pita pasó de ser un aparcamiento con magnolios a un espacio abierto, aunque con elementos que rompen la relación entre soportales y plaza.

La entrada de A Coruña por Alfonso Molina ofrecía, en los 80, una visión armónica con hileras de plátanos y la Unidad Vecinal nº3. Hoy, ese paisaje ha perdido parte de su belleza.

Proyectos como la peatonalización de la Marina o la transformación del barrio de Canido en Ferrol muestran cómo la estética urbana no siempre depende de grandes obras, sino de pequeños cambios que mejoran la vida cotidiana.

La relación de la ciudad con el mar: estética y modernidad

A Coruña y Ferrol, como tantas ciudades costeras, vivieron durante años “de espaldas al mar”. La modernidad cambió esa mirada: el mar pasó a asociarse con salud, deporte y vida al aire libre.

Ejemplo de ello son las casas de la Marina, cuyas fachadas principales daban originalmente al interior, relegando la vista al mar como secundaria. Con el tiempo, la estética cambió: lo marítimo se convirtió en valor esencial.

El futuro de la estética urbana

El arquitecto recordó que el futuro de la estética urbana estará condicionado por el cambio climático. La incorporación de arbolado, sombra y espacios verdes ya no es solo cuestión de embellecimiento, sino de supervivencia y bienestar ciudadano.

La conexión entre estética, ética, utilidad y calidad de vida marcará las ciudades del mañana.

Estética y formación de nuevas generaciones

En la Escuela de Arquitectura de A Coruña, la enseñanza de la estética va unida al pensamiento crítico. Fernando Agrasar subraya que los estudiantes también aportan nuevas visiones: “La enseñanza universitaria va en dos direcciones: enseñamos, pero también aprendemos de ellos”.

Así, la estética en la arquitectura se consolida como un concepto dinámico, en evolución constante, que conecta pasado, presente y futuro.

La entrevista con Fernando Agrasar en A Vivir las Rías nos recuerda que la estética no es un adorno superficial: es un reflejo de la cultura, la ética, la utilidad y la forma en que queremos vivir nuestras ciudades.

A Coruña, Ferrol y Costa da Morte muestran cómo la estética urbana es capaz de transformar espacios, recuperar la relación con el mar y proyectar un futuro más humano, sostenible y bello.