Nicholas Grimshaw y su huella en A Coruña: el legado del arquitecto del High-Tech
La sede de Afundación es una de las pocas obras de Grimshaw en España y representa su visión tecnológica y vanguardista de la arquitectura
Cuaderno de dibujo: La sede de Afundación
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A Coruña
En Hoy por Hoy A Coruña, la arquitecta Nuria Prieto dedica su cuaderno de dibujo a una figura esencial de la arquitectura contemporánea: Sir Nicholas Grimshaw, fallecido recientemente. Su nombre es sinónimo de innovación, tecnología y diseño estructural; y A Coruña tiene el privilegio de contar con una de sus obras más emblemáticas.
El edificio de Grimshaw en A Coruña: símbolo del High-Tech británico
La sede de Afundación, ubicado junto a la Fundación Barrié, en los Cantones, este edificio se ha convertido en una de las piezas arquitectónicas más llamativas del centro de la ciudad. Diseñado por Nicholas Grimshaw y finalizado en 2005, su construcción no estuvo exenta de dificultades: durante las obras se encontraron restos arqueológicos que obligaron a adaptar el proyecto.
Grimshaw pertenece al grupo de arquitectos que marcaron un punto de inflexión en la historia moderna de la arquitectura. Integrante de la corriente High-Tech, compartió protagonismo con figuras como Norman Foster, Richard Rogers o Renzo Piano, todos ellos considerados starchitects: creadores de edificios icónicos reconocibles en todo el mundo.
El movimiento High-Tech: la arquitectura como máquina viva
El estilo High-Tech surgió en el Reino Unido y se caracteriza por el uso de materiales industriales —acero, vidrio, aluminio— y por mostrar la estructura y las instalaciones del edificio como parte de su estética. Grimshaw llevó esta filosofía al límite: sus construcciones revelan el movimiento interno, la funcionalidad y la tecnología como si fueran organismos vivos.
En el edificio coruñés, los ascensores exteriores, las estructuras metálicas visibles y el uso extensivo del vidrio reflejan esta voluntad de transparencia y modernidad. El conjunto intenta representar una ola, una metáfora visual del mar y la energía atlántica que define la ciudad.
Un contexto urbano complejo y un edificio singular
Levantar una obra de estas características en pleno corazón de A Coruña era un reto monumental. El entorno inmediato incluye edificios de arquitectos de renombre como Molezún, González Villar o García de Paredes. Insertar una pieza contemporánea en un tejido urbano histórico implicaba equilibrio entre innovación y respeto al entorno.
Sin embargo, el resultado es controvertido. La fachada principal, reinterpretación contemporánea de las tradicionales galerías coruñesas, resulta chocante para algunos por su escala y falta de integración. La parte trasera, en cambio, consigue un diálogo más sutil con el entorno, adaptando ritmos y materiales locales.
El “efecto Guggenheim” y la arquitectura icónica
Durante la conversación, Nuria Prieto introduce un concepto clave: el efecto Guggenheim. Acuñado tras la inauguración del museo de Bilbao, describe cómo una ciudad puede transformar su imagen y atraer turismo a través de un edificio emblemático firmado por un arquitecto estrella.
Grimshaw fue parte de esa generación de creadores que diseñaban edificios globales, capaces de funcionar en Bilbao, Tokio o Nueva York con la misma fuerza visual. Su obra coruñesa responde a esa lógica: es un edificio con identidad propia, más vinculado al discurso internacional que al contexto local.
La herencia de Grimshaw: tecnología, forma y memoria
Más allá de su estética, la arquitectura de Grimshaw transmite una visión del mundo donde la tecnología y la creatividad son motores del progreso. Su legado abarca obras emblemáticas como la Estación de Waterloo en Londres, el Eden Project en Cornwall o el Pabellón Británico de la Expo 92, ejemplos de cómo la ingeniería puede convertirse en arte.
En A Coruña, su edificio en los Cantones permanece como un testimonio de una época de ambición arquitectónica, cuando las ciudades buscaban su lugar en el mapa global a través de la innovación formal.
