El Museo de Bellas Artes de A Coruña: la joya arquitectónica que nació tras un robo de arte
En Cuaderno de dibujo, Nuria Prieto nos descubre la joya arquitectónica de Manolo Gallego

Cuaderno de dibujo: El Museo de Bellas Artes
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A Coruña
La arquitecta Nuria Prieto, en Cuderno de dibujo, nos invita a redescubrir una de las obras más emblemáticas de la ciudad: el Museo de Bellas Artes de A Coruña, diseñado por el reconocido arquitecto Manolo Gallego. A propósito de los recientes debates sobre seguridad en museos, Prieto recuerda que este edificio nació precisamente de una necesidad de protección y conservación del arte.
En 1985, un robo de dos cuadros de Rubens en la antigua sede del museo, situada en la Casa del Consulado del Mar, marcó un punto de inflexión. Ese suceso fue el detonante que impulsó la construcción de un nuevo edificio pensado específicamente para albergar y proteger la colección artística de la ciudad.
Manolo Gallego, el maestro del territorio gallego
El autor del Museo de Bellas Artes, Manuel Gallego Jorreto, es uno de los arquitectos más influyentes de Galicia. Nacido en 1936, ha firmado proyectos tan destacados como la Torre de Galicia, el Museo de Arte Sacro, el Mercado de Santa Lucía o la Casa do Presidente en Santiago de Compostela. Su obra se caracteriza por el profundo respeto al territorio, el uso inteligente de los materiales y la búsqueda de una conexión emocional entre el espacio y quien lo habita.
Prieto, que fue alumna suya, recuerda que Gallego entendía la arquitectura como una forma de filosofía: “Nos hablaba de cómo habitar el territorio, de los animales, de las personas… Y con los años te das cuenta de que todo tenía sentido”.
El Museo de Bellas Artes: luz, granito y madera
Inaugurado en los años noventa y Premio Nacional de Arquitectura en 1997, el edificio del Museo de Bellas Artes de A Coruña combina historia y modernidad. Su diseño integra parte del antiguo convento de las Capuchinas con una ampliación contemporánea que dialoga con lo preexistente.
El propio Gallego animaba a los visitantes a tocar el granito del museo: su textura suave, casi aterciopelada, rompe la idea tradicional de la piedra fría y genera una atmósfera acogedora.
La luz natural es otro de los grandes protagonistas. Un haz central de claridad divide la zona antigua de la nueva, marcando un recorrido sensorial que guía al visitante por los distintos espacios del museo.
Un diálogo entre lo antiguo y lo nuevo
Uno de los espacios más admirados es el salón de actos, un ejemplo de equilibrio entre sobriedad y complejidad técnica. Su diseño acristalado establece un diálogo visual con los edificios colindantes, mientras la iluminación natural potencia su carácter cálido y versátil.
El respeto hacia el entorno urbano es una constante en la obra de Gallego: el museo no impone su presencia, sino que convive con el patrimonio histórico que lo rodea, en una armonía que define la mejor arquitectura gallega contemporánea.
El museo como paseo habitable
Más allá de su belleza arquitectónica, el museo invita a vivir el arte como una experiencia cotidiana. Las exposiciones temporales se ubican en la planta baja, mientras que las salas superiores se organizan en torno a un gran atrio a triple altura, que convierte la visita en un paseo pausado y luminoso.
Las obras de Goya o las cerámicas previas a Sargadelos se exhiben en un entorno que no busca eclipsarlas, sino realzarlas. Como explica Prieto, “es un museo en el que te gusta estar, en el que no te quieres ir”.
Un espacio que representa a A Coruña
El Museo de Bellas Artes de A Coruña no solo es un referente cultural, sino también uno de los edificios más representativos de la arquitectura gallega moderna. Su diseño refleja la esencia del territorio, la luz atlántica y la calidez de sus materiales.
Visitarlo es, en palabras de Nuria Prieto, “una forma de entender lo que significa la arquitectura de calidad y de sentir que estás en casa”.




