La mirada de Jorn Lucas: Menos ruido, más debate

A Coruña

La próxima semana hay elecciones nacionales en los Países Bajos. Y todo apunta a que la cosa está —otra vez— muy justa.

Yo solo deseo que la extrema derecha no vuelva a ser el partido más votado. Aunque me temo que no tendré razón.

Durante la campaña, los líderes políticos no paran de salir en los medios —también en la emisora donde trabajo yo, BNR Nieuwsradio—.

Todo es lógico, forma parte del juego. Pero estos días me di cuenta de algo que España y los Países Bajos tienen en común: cada vez hay más políticos que no hablan de sí mismos ni de sus propuestas, sino del rival.

Como si el carnicero del barrio quisiera convencerte de que su producto es mejor hablando mal de la carne del otro carnicero. A mí me parece absurdo. Si quiero explicar por qué mis ideas son mejores, no voy perdiendo mis minutos hablando del otro.

Pero lo veo constantemente. Aún la semana pasada, en la sesión de control, escuchando a Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez lanzándose sus cosas de siempre. Solo Gabriel Rufián parece entender el juego: al menos habla sobre el problema de la vivienda, el mayor problema en este país. Y eso es otra cosa que España tiene en común con los Países Bajos.

Si solo nos dedicamos a acusar a los demás de mala gestión, de locuras o de corrupción, no avanzamos nada. El debate político solo se vacía más y más. Al final todo el mundo pierde.

Y sí, los medios de comunicación también tenemos parte de culpa. Deberíamos atrevernos más a ignorar a los políticos. Eso nos obligaría —a ellos y a nosotros— a ser más exigentes.

Y quién sabe, quizá así vuelva la política con contenido. En lugar de tanto ruido, sobre casi nada o sobre la mierda del otro.