Teatro contra el acoso escolar: "Cuando permites a los niños participar y tener opinión es cuando mejor asimilan el mensaje"

Lugo

Xurxo es un señor que va a la escuela. No es una escuela de niños, sino de adultos, pero se hacen las mismas cosas que en el colegio. Un día, en clase, se equivoca, y sus compañeros empiezan a meterse con él. Otro día, al caerse jugando al fútbol, se hace daño, y se siente ridículo. En otra ocasión, Xurxo llora y vuelve a convertirse en el blanco de todas las burlas.

Cuando se lo cuenta a la directora de la escuela, ella no llama a los padres de los alumnos, porque ya son adultos, sino a sus hijos. Son ellos los que deben explicarles que lo que han hecho no está bien.

Esta es la propuesta escénica de Malasombra teatro, que lleva a los escenarios una pequeña obra teatral titulada 'As peripecias de Xurxo', para abordar con los más pequeños temas tan delicados como el acoso escolar o la autoestima.

Jouse García es el actor que da vida al carismático protagonista del cuento, que lo que quiere es convertirse en contador de historias. "No queremos hacer una cosa moralizante, sino un cuento en el que planteamos una situación y la posible solución", explica, "y a partir de ahí que ellos escuchen y trabajen sobre eso".

La propuesta escénica es sencilla: un actor, una maleta y una silla plegable. Buena parte del peso está, de hecho, en el público: no es espectáculo en el que los niños vayan a estar sentados y en silencio, sino que participan en el relato.

Concienciación desde el humor

El personaje de Xurxo "no es un payaso propiamente dicho", pero tiene mucho de clown. "Creamos el personaje desde la inocencia, desde el escuchar, estar atento a lo que pasa, ser dulce y amable", explica. Jouse García encuentra en el humor una vía para llegar a los más pequeños a través de su disfrute: "Trabajamos desde la comedia para que el público lo perciba de una manera más agradable".

"No pretendemos hacer una cosa moralista", añade, "no nos gusta nada el teatro infantil que infantiliza". La vuelta de tuerca de la obra es que se trata de un adulto que va al cole y que cuando sus compañeros se portan mal, llaman a sus hijos, no a sus padres, para que les den una lección sobre cómo se tienen que comportar y cómo hay que respetar a los demás.

Pretende poner a los más pequeños en el papel protagonista. En lugar de dirigirse a ellos con paternalismo, la intención es apelar a su sentido de la responsabilidad. "Les tratamos como personas que escuchan, aprenden y entienden igual que los demás", concluye, "cuando haces que participen, que tengan opinión y se den cuenta de lo que está pasando, es cuando mejor asimilan el mensaje".