Samaín en Galicia: la tradición gallega que desafía al Halloween moderno
Mil niños recorrerán Novo Mesoiro en la ruta del truco o trato. El Yayowin de la residencia Torrente Ballester, éxito entre mayores y pequeños
A Coruña
Aunque muchos piensan que el Halloween es una tradición importada de Estados Unidos, en realidad sus raíces más profundas se encuentran en Europa, y más concretamente en Galicia.
El Samaín, palabra de origen gaélico que significa reunión o asamblea, era una celebración celta que marcaba el fin del verano y el inicio del invierno, el momento en que el mundo de los vivos y el de los difuntos se acercaban más que nunca.
El profesor Rafael López Loureiro, uno de los impulsores de la recuperación del Samaín en Cedeira hace 36 años, recuerda cómo esta fiesta estaba viva en la memoria popular gallega, aunque olvidada en los libros de etnografía.
“Nosotros, de pequeños, hacíamos calaveras de melón para asustarnos entre amigos. No era un invento americano, era algo que formaba parte de nuestra infancia”, comenta Loureiro.
Así, en los años ochenta, el colectivo cultural Chirlateira decidió devolver al Samaín el protagonismo que merecía, organizando la primera “Fiesta das Caliveras”. Con el tiempo, se consolidó como una celebración popular que reivindica las raíces gallegas frente a la influencia del Halloween anglosajón.
De las calaveras de melón al “truco o trato”: el Samaín en A Coruña
En la actualidad, el Samaín se ha extendido por toda Galicia y, especialmente, en A Coruña. Los barrios se llenan de disfraces, calabazas y actividades para toda la familia.
Uno de los ejemplos más vivos es el del barrio de Novo Mesoiro, donde la Asociación de Vecinos, presidida por Víctor Lamela, organiza una gran ruta del truco o trato con más de 25 locales participantes y 250 kilos de caramelos repartidos entre los más pequeños.
“Las calles se llenan como en la cabalgata de Reyes. Mil niños recorriendo los comercios disfrazados, con DJ, túnel del terror y sorpresas”, comenta Lamela con entusiasmo.
Pese al riesgo de lluvia —tan gallega como la propia tradición—, los niños salen con paraguas y muchas ganas de fiesta. El Samaín se ha convertido en una cita esperada cada año, donde el tejido vecinal y los negocios locales colaboran para mantener viva la magia de esta noche especial.
Yayowin: cuando los mayores también celebran el Samaín
El espíritu del Samaín no solo contagia a los más pequeños. En la residencia de mayores Torrente Ballester, en el barrio coruñés de Monte Alto, se celebra desde hace dos años una versión muy especial: el “Yayowin”.
Constantino Viñeiro, director del centro, explica que la idea surgió casi por casualidad, pero ha acabado convirtiéndose en una de las actividades más esperadas del año:
“Queríamos unir a los mayores con los niños del barrio, así que organizamos un Halloween intergeneracional. Ellos disfrutan muchísimo disfrazándose, decorando y participando en el túnel del terror”.
Durante semanas, trabajadores y residentes preparan la decoración, el menú temático y hasta un escape room ambientado en películas de terror. Una forma de romper rutinas, fomentar la convivencia y conectar generaciones a través de la fiesta.
Samaín 2025: tradición, comunidad y orgullo gallego
Hoy el Samaín se celebra en colegios, barrios, asociaciones culturales y residencias de toda Galicia. Es una fusión entre lo antiguo y lo moderno, donde las calaveras de melón conviven con las calabazas decoradas, y el espíritu celta se mezcla con el entretenimiento contemporáneo.
El Samaín es más que una fiesta: es un recordatorio de que Galicia tiene una cultura viva, mágica y ancestral, capaz de reinventarse sin perder sus raíces.
