La patada que cambió la historia del fútbol yugoslavo
Zvonimir Boban se enfrentó a la policía en un Dinamo-Estrella Roja en 1990

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Vigo
En el Estadio Maksimir de Zagreb, en uno de los fondos, hay un mural en el que se conmemora una fecha: el 13 de mayo de 1990. Ese mural lo podrán ver los aficionados celestes que se desplacen a Zagreb a ver el Dinamo-Celta de este jueves. El texto que acompaña a esa fecha es “A todos los hinchas del Dinamo de Zagreb, para quienes la guerra comenzó en ese estadio el 13 de mayo de 1990, y que sacrificaron su vida en el altar de la Patria”. Un recuerdo a los aficionados de aquel partido que pasó a la historia del fútbol y también pasó a los libros de historia. El famoso partido de la patada voladora de Zvonimir Boban a un policía yugoslavo para defender a un aficionado croata que, en medio de los disturbios de ese partido, estaba siendo golpeado duramente con porras por los policías yugoslavos que estaban cubriendo la seguridad de aquel partido.
Eran momentos políticos muy complejos y se estaba viviendo el caldo de cultivo que, meses después, acabó en la guerra de los Balcanes. Slobodan Milosevic se negaba a romper la homogeneidad de Yugoslavia y no quería hacer concesiones a Croacia o Eslovenia, cuyos dirigentes políticos querían una federación con 6 repúblicas. La negativa de Milosevic acabó en una concesión que permitiría a Croacia cambiar el rumbo de la historia: las primeras elecciones regionales desde 1945. Un error de cálculo de Milosevic, que pensaba que, en Croacia, iba a arrasar el hegemónico partido comunista, pero lo que pasó fue todo lo contrario: ganó con mayoría absoluta el Hrvatska Demokratska Zajednica, la Unión Democrática Croata, liderada por un partisano como Franjo Tudjman. Un partido fundado en 1989 en la clandestinidad en Zagreb y que arrasaría en las elecciones regionales.
Unos comicios que se produjeron justo una semana antes de aquel partido que no se disputó y que, seguramente, nunca se tuvo que disputar: Dínamo de Zagreb-Estrella Roja. Se enfrentaba el equipo que más representaba el movimiento y el sentimiento nacionalista croata, como era el Dinamo de Zagreb, con el Estrella Roja, el club que más representa al nacionalismo serbio radical y la idea de que tenía que perdurar la Gran Serbia.
Un caldo de cultivo político que tenía, además, otro agravante. La toma de posesión del nuevo Gobierno de Croacia no se hizo efectiva hasta final de mes, con lo que ese partido todavía se disputó en plena transición de poderes del partido pro-Milosevic en el poder, pero con una sociedad que respiraba cambio y apostaba por la independencia de Croacia.
Y el problema añadido de ese partido, el último que se disputó de la Liga yugoslava unificada, es que se permitió un desplazamiento masivo de Belgrado a Zagreb de más de 3.000 ultras del Estrella Roja. Los delijes dirigidos por Arkan que, pocos meses después, se convertirían en paramilitares en el ejército liderado por el Tigre de Arkan. La policía encargada de la seguridad de aquel partido era, en su mayoría, serbia, por lo que había otro problema añadido dentro de un contexto político e identitario tan a flor de piel.
Los radicales del Dinamo de Zagreb, los BBB, Bad Blue Boys, también mostraban sus banderas croatas para dejar clara su identidad nacionalista.
Los 3,000 aficionados llegaron por tren a Zagreb y bajaron en la estación al grito de “Zagreb es Serbia” o “Mataremos a Tudjman”. Escoltados por la policía yugoslava, fueron hasta el Maksimir Stadium, en donde apenas hubo cacheos a estos radicales del Estrella Roja para intentar que estuviesen el menor tiempo posible en los aledaños del estadio. Eso fue otro de los errores del dispositivo policial que, con mayoría serbia, se mostró muy laxo con los ultras del Estrella Roja.
Antes de que saltasen los equipos a calentar, ya comenzaron los enfrentamientos. Los radicales del Estrella Roja pudieron saltar a una de las gradas laterales desde su fondo, contrario al de los ultras locales. La policía no intervino y comenzaron las peleas, las agresiones e incluso las heridas de arma blanca. Los ultras radicales del Dinamo veían lo que estaba pasando desde el otro fondo. La policía seguía sin intervenir y las refriegas se producían en ambas gradas laterales. Los dos equipos calentaban mientras Boban y otros compañeros se acercaron a los policías para pedir que intervinieran y evitasen que continuaran los disturbios. La misma respuesta. La cosa fue a más cuando los BBB decidieron tirar abajo las verjas y saltar al campo para intentar repeler los ataques de los ultras del Estrella Roja. En ese momento, la policía yugoslava comienza a intervenir contra los ultras locales en el terreno de juego. Se produjeron múltiples cargas policiales y, mientras los jugadores visitantes se fueron rápidamente a vestuarios, los jugadores del Dinamo siguieron en el terreno de juego.
Y ahí se produjo ese icónico momento en el que Boban pasó de joven promesa del fútbol croata y yugoslavo a héroe nacional de Croacia. Uno de los aficionados había quedado en medio del terreno de juego tendido y varios policías le golpeaban con la porra. Boban fue a recriminar su actitud y uno de los agentes le golpeó. El centrocampista retrocede y, cuando todo el mundo pensaba que se iría hacia vestuarios, coge carrera, toma impulso y le lanza una patada voladora al agente. Después es escoltado por los aficionados que se lo llevan a vestuarios.
Los días siguientes a ese suceso, por miedo a represalias, Boban tuvo que dormir escondido en diferentes casas de amigos y conocidos. A Zvonimir le cayeron 7 meses de sanción y ya no pudo ir al mundial de 1990 con Yugoslavia. Ese altercado supuso un punto de inflexión en las relaciones entre Serbia y Croacia y, en el ámbito deportivo, el final de la Liga yugoslava. El propio Boban ha recordado sus palabras nada más hacer lo que hizo: “Estaba preparado para arriesgar mi carrera, mi vida, todo lo que la fama pueda comprar, por una causa y unas ideas. La causa croata”. El croata dejó claro que lo volvería a hacer porque lo único que pedía era libertad y democracia.
Aquel partido acabó con más de 140 heridos y más de 100 detenidos. Meses después se inició una guerra que ya llevaba meses pareciendo imposible de detener. Una guerra de los Balcanes que dejó más de 200.000 muertos y más de dos millones de desplazados.

Jacobo Buceta
Periodista de Radio Vigo-Cadena Ser desde 1998. Director de Hoy por Hoy Vigo desde 2008 y narrador de...




