Ricardo Segura Torrella, el redescubrimiento de un pintor indomable

Ferrol

Un cuarto de siglo después de su fallecimiento, la vida y la obra de Segura Torrella vuelven a ponerse debajo del foco con la inauguración de "Nada é fráxil...", la retrospectiva de un pintor indomable con claras referencias a la Escuela de Londres, liderada por Francis Bacon o Lucian Freud.

El Centro Torrente Ballester, el gran contenedor cultural del Ferrol donde nació en 1927, ha abierto sus puertas este viernes a una muestra cuyo comisario es Suso Basterrechea, también artista y edil de Cultura en el mandato de 2015 a 2019.

Agradece la "petición" del consistorio para coordinar la exposición sobre su "maestro, la persona que me enseñó lo fundamental que se puede enseñar en la práctica artística; es un honor y una responsabilidad muy grande tratar de dar la magnitud que realmente tenía la figura de Ricardo".

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Echar un vistazo a sus lienzos, dice Basterrechea, es dar "un repaso a parte de la pintura de la segunda mitad del siglo XX" y al trabajo, sostiene, de un autor todavía desconocido para un amplio segmento de público: "Es una figura extraordinaria, un pintor fantástico".

La suya es una obra enmarcada en la pintura figurativa, con un "cierto corte expresionista", que bebe del grupo de la Escuela de Londres, nombres como Bacon o Paula Rego, "ampliamente reconocidos" a posteriori, que desarrollaron su trayectoria "a contracorriente".

Superado el ecuador del pasado siglo, su despegue coincide en el tiempo con el del ferrolano, "perfectamente situable dentro de este grupo y a un nivel de calidad más que importante; más que en el contexto gallego o el español, está en uno internacional".

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Suso Basterrechea incide en el hecho de que Ricardo Segura Torrella "salía poco de Ferrol, pero era un tipo muy instruido, que estaba muy atento a lo que acontecía en el mundo del arte en un tiempo en el que era mucho más difícil".

En ausencia de la tecnología de hoy, se nutría de revistas sobre tendencias. En el antiguo Hospital de Caridad ferrolano se podrá ver una selección de toda su obra, incluyendo su último cuadro, "La matanza".

El comisario de la muestra dice sobre él que es "maravilloso y parecía marcar un inicio de una nueva etapa".

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"Tiene algo estremecedor; siempre firmaba con el año, pero está firmada también con el mes, marzo, y tristemente nos dejó el 17 de ese mes -en 2000-", apunta el artista, que recuerda su recurso a dibujar personajes con máscaras para que tuviesen una identidad singular.

Transitó de un conjunto de creaciones "más melancólico" a otras de una "fuerza descomunal, un cromatismo violento", un hilo temporal al que asiste "emocionada" su hija, Helena Segura-Torrella, que ha heredado el amor por el arte y que atesora una dilatada trayectoria como fotógrafa.

Se muestra "encantada de volver a ver todas estas obras colgadas donde se merecen, en una buena sala", e incluso reconoce que algunas de ellas no han llegado a lucir en otras muestras.

"Queríamos volver a dar a conocer la obra de mi padre, sobre todo a generaciones más nuevas; creo que es necesario que trascienda en el tiempo, que no quede como un pintor más guardado en una casa, sacar la obra a la calle, que la gente lo disfrute y lo valore", apostilla.

Dice que las "cosas que no se enseñan es como si no existieran". Este es "el momento, después de 25 años", de descubrir al artista al que ella veía en su casa "relajado, aunque interiormente tenía un mundo muy complejo; nunca lo vi estresado al pintar, todo lo contrario".

Rememora los veranos en los que visitaban nuevos lugares para pintar, "con su silla plegable, su lienzo y su caballete; me transmitía mucha paz", y cómo compartían el amor por el arte, "no solo la pintura, sino la música, el teatro...".

"Mi padre daba clases siempre con música de fondo, me han inculcado un gusto que mantengo", ensalza. Tras el fallecimiento de su madre este pasado verano, afronta su "momento", el de asumir el liderazgo para defender el legado de Ricardo Segura Torrella.

Quiere que la obra de su padre "esté donde tiene que estar, que esté en instituciones o museos". Sin ir más lejos, en el futuro Museo de Ferrol, que el Concello pretende abrir en una parte del propio Centro Torrente Ballester.

En ese mismo lugar, desde este viernes, ya se ve una pequeña porción de la vasta herencia que el pintor ferrolano fue creando hasta el arranque de este siglo.