Vigo refuerza la supervisión de la vivienda turística de cara a la temporada navideña
La nueva normativa obliga a las Comunidades de Propietarios a aprobar el uso de pisos turísticos en cada edificio

Gestión de fincas / GETTY IMAGES

El debate sobre el alquiler turístico frente al alquiler de larga duración se intensifica en Vigo, una ciudad que busca equilibrar la rentabilidad inmobiliaria con la convivencia vecinal. El marco legal actual ha otorgado a las comunidades de propietarios un poder decisivo para regular esta actividad.
La clave de la situación reside en la posibilidad que ahora tienen las comunidades de propietarios para prohibir o restringir el uso turístico de las viviendas. Las comunidades pueden adoptar esta medida mediante una mayoría cualificada de 3/5 del total de propietarios y de las cuotas de participación.
Esta prohibición busca proteger la armonía y tranquilidad en los edificios, a menudo alteradas por el constante flujo de turistas, el ruido y el desgaste de las instalaciones comunes. "Antiguamente se solicitaba su prohibición, ahora la ley ya los prohíbe de por sí y son los propietarios los que deben solicitar permiso al resto de propietarios y quedar reflejado en acta cumpliendo una serie de requisitos en la votación," explica Santiago González Matos, Administrador de Gesfinca, empresa especializada en la administración de fincas en Vigo.
La prohibición se aplica a los nuevos contratos, respetando los acuerdos de alquiler que ya estén en vigor hasta su vencimiento.
¿Alquiler turístico o larga duración? El dilema del propietario
A pesar de las crecientes restricciones, el alquiler turístico sigue siendo una opción atractiva para muchos propietarios por su potencial de alta rentabilidad por noche y la flexibilidad para disponer del inmueble.
El modelo turístico ofrece una mayor rentabilidad potencial y flexibilidad de uso, con un menor riesgo de impago ya que los pagos suelen ser adelantados. Sin embargo, esta opción implica una mayor gestión, debido a la necesidad constante de limpieza y atención a huéspedes, un mayor desgaste del inmueble y está sujeta a una normativa restrictiva.
El alquiler de larga duración proporciona la ventaja de ingresos fijos y estables, una menor gestión diaria y menos restricciones legales. Como contrapartida, su rentabilidad suele ser menor que el turístico en zonas de alta demanda, conlleva un riesgo de impago y el propietario tiene menor disponibilidad del inmueble durante el contrato.
La visión de la Administración de Fincas
Ante la complejidad legal, empresas como Gesfinca en Vigo señalan la necesidad de asesoramiento especializado. La función de estas administraciones es informar a los propietarios sobre el marco legal y recoger los acuerdos adoptados en las Juntas, ofreciendo soporte jurídico a través de un abogado si es necesario.
La elección entre el alquiler turístico y el de larga duración dependerá, en última instancia, de las prioridades del propietario: alta rentabilidad y gestión activa del turístico, o estabilidad y menos preocupaciones de los alquileres de larga duración.




