Ramón Vázquez Molezún: el arquitecto coruñés que llevó la vanguardia española a Europa

A Coruña

La publicación en abierto del documental “A Roiba”, dirigido por Jaime Olmedo, ha devuelto a la actualidad la figura del arquitecto coruñés Ramón Vázquez Molezún. Aunque la cinta se presenta como un recorrido por la icónica casa de veraneo familiar, termina siendo también un retrato íntimo del arquitecto, de su personalidad y del modo en que concibió la arquitectura: como una forma de vida.

¿Quién fue Ramón Vázquez Molezún?

Nacido en A Coruña el 2 de septiembre de 1922, Ramón Vázquez Molezún creció en una familia muy vinculada a la ciudad. Su apellido era bien conocido en la sociedad coruñesa, pero su relevancia profesional trasciende cualquier contexto local: Molezún fue uno de esos arquitectos vocacionales cuya obra y pensamiento influyeron decisivamente en la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XX.

No era solo arquitecto. Pintaba, viajaba, leía, fotografiaba, exploraba. Para él, la arquitectura no se limitaba al estudio o al trazado del plano; era una forma de entender el mundo.

La Lambretta: símbolo de aprendizaje y libertad

Uno de los elementos más recordados de la vida de Molezún es su mítica Lambretta C125, una motocicleta sencilla que se convertiría en clave de su formación. Tras obtener la prestigiosa Beca de Roma, que permitía a los jóvenes arquitectos ampliar sus estudios en Italia, Molezún no se conformó con permanecer en la capital. Con su moto recorrió Italia y gran parte de Europa, dibujando y fotografiando cada lugar.

De esta etapa quedan miles de fotografías y acuarelas, testimonio de un aprendizaje que, más que académico, fue vital. Su obra posterior no es tanto un collage de influencias directas como un compendio de experiencias, paisajes y arquitecturas observadas durante esos viajes.

Una obra marcada por la colaboración

A diferencia de otros arquitectos de su generación, Molezún trabajó en pocas ocasiones en solitario. Su principal socio fue José Antonio Corrales, con quien fundó estudio en 1952. Su colaboración duró décadas y juntos firmaron algunas de las obras más relevantes de la arquitectura moderna española.

El Pabellón de España en la Expo de Bruselas de 1958

Considerada su obra maestra, esta estructura de hexágonos superpuestos —a modo de paraguas luminosos y adaptados a la topografía— situó a España en el mapa internacional de la arquitectura moderna. Una propuesta vanguardista, innovadora y funcional, que rompía con la imagen rígida del país en plena dictadura.

Además del pabellón, el dúo Corrales–Molezún firmó obras señaladas como:

• Colegio Herrera de Pisuerga
• Casa Huarte
• Casa de Cela
• Edificio Banco Unión

Molezún en A Coruña: una huella discreta pero fundamental

Aunque desarrolló gran parte de su obra fuera de Galicia, Molezún nunca perdió el vínculo con A Coruña. Aquí dejó proyectos que hoy forman parte del tejido urbano moderno de la ciudad.

El Plan de 1967: modernizar A Coruña

Junto con Corrales y Pagola, elaboró el Plan General de 1967, que permitió a la ciudad crecer en altura y evolucionar de una ciudad de provincias a una ciudad metropolitana. Un documento crucial para comprender la expansión urbana de la segunda mitad del siglo XX.

Edificios emblemáticos en la ciudad

Molezún participó en numerosos proyectos residenciales y culturales, siempre en colaboración:

• Viviendas en Juan Flórez, 28
• Edificio en la Payoza con Concepción Arenal
• Viviendas en la Avenida de Arteixo
• Fundación Barrié, una de sus obras más destacadas
• Banco del Noroeste (hoy Banco Gallego), que integraba una pequeña “roiba” en su fachada

También dejó proyectos no construidos pero de enorme interés, como la propuesta para la plaza de Ourense o su diseño de viviendas para la cantera de Santa Margarita, donde hoy se ubica el Palacio de la Ópera.

Arquitectura ligada al lugar

Uno de los rasgos clave de Molezún fue su sensibilidad hacia el entorno. Su obra se integra con la topografía, con la luz, con los condicionantes del territorio. Esta vocación nace, en parte, de sus viajes por una Europa de posguerra que cambiaba rápidamente y que exigía nuevas formas de relacionarse con el paisaje urbano.

Quienes lo conocieron destacan su inteligencia, simpatía y humildad. Su familia insiste en que, en casa, apenas hablaba de arquitectura, lo que refuerza la idea de un creador introspectivo, que prefería que su obra hablara por él.

Legado de un arquitecto esencial

La publicación del documental “A Roiba” recupera la figura de un arquitecto que entendió la arquitectura como experiencia vital, como diálogo con el entorno y como ejercicio compartido. Ramón Vázquez Molezún dejó una obra discreta, pero imprescindible para comprender la modernización arquitectónica de España y la evolución contemporánea de A Coruña.

Su vida, marcada por la curiosidad, el viaje y la sensibilidad artística, sigue inspirando hoy a nuevas generaciones de arquitectos.