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Macroplásticos en el océano: la amenaza silenciosa que está matando aves, peces y mamíferos marinos

En CurioCiencia con Marcos Pérez Maldonado, director de los Museos Científicos Coruñeses, analizamos uno de los problemas ambientales más graves de nuestro tiempo

Curiociencia: Macroplásticos

Curiociencia: Macroplásticos

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A Coruña

En CurioCiencia con Marcos Pérez Maldonado, director de los Museos Científicos Coruñeses, analizamos uno de los problemas ambientales más graves de nuestro tiempo: la presencia de macroplásticos en el océano. Aunque solemos hablar de microplásticos y de cómo estos fragmentos invisibles acaban llegando incluso al interior del cuerpo humano, existe otra amenaza mucho más visible y devastadora para la fauna marina: los fragmentos grandes de plástico que flotan en el mar, viajan con las corrientes y se convierten en una trampa mortal.

Una amenaza más visible que los microplásticos

Los microplásticos ocupan titulares por su capacidad de llegar a cualquier parte, incluso al torrente sanguíneo o al cerebro de animales de laboratorio. Sin embargo, los macroplásticos —piezas de más de medio centímetro— son igual o más peligrosos. Estos fragmentos se confunden con alimento, sobre todo por aves y tortugas, y se acumulan en sus estómagos hasta provocar obstrucciones, infecciones o inanición.

A Coruña conoce bien este fenómeno. Las corrientes y los temporales arrastran hasta nuestras playas objetos de todos los tamaños. Hay días en los que Riazor amanece con toneladas de residuos plásticos acumulados en la línea de costa, un recordatorio de que lo que tiramos a tierra puede acabar en el mar en cuestión de horas.

El mayor estudio realizado sobre fauna marina y plásticos

Un reciente artículo científico ha analizado los resultados de más de 10.000 necropsias de animales marinos, entre ellos aves, mamíferos y tortugas. El objetivo era cuantificar cuántos de estos animales ingieren plástico, de qué tipo y en qué medida estas piezas acaban provocando su muerte.

Los resultados son alarmantes. Un tercio de las aves estudiadas tenía fragmentos de macroplásticos en su tracto digestivo. En los mamíferos marinos, la cifra alcanza el 12 %, y en las tortugas llega al 50 %. No en todos los casos la ingestión de plástico es la causa directa de la muerte, pero sí constituye un factor que compromete gravemente la salud de estos animales.

Cuánto plástico es letal para los animales marinos

Una de las preguntas clave del estudio es cuánta cantidad de plástico puede resultar mortal. En el caso de las aves, la ingestión de 23 piezas eleva la probabilidad de muerte al 90 %. En mamíferos marinos, la letalidad se dispara a partir de 30 fragmentos. Las tortugas toleran cantidades mayores, pero aun así son las que más ingieren debido a su alimentación y a la flotabilidad de muchos plásticos que confunden con presas.

Este dato evidencia que no se trata de casos aislados, sino de un problema global que afecta a miles de animales cada año.

De dónde vienen todos estos fragmentos

Los macroplásticos que llegan al mar no son todos iguales. El estudio identifica diferentes procedencias dependiendo del tipo de animal afectado. Las aves ingieren especialmente piezas de goma, probablemente porque flotan y llaman su atención. Los mamíferos y las tortugas se ven más afectados por restos de artes de pesca y plásticos blandos que se fragmentan fácilmente.

En realidad, cualquier objeto de plástico que cae al mar acaba degradándose. Lo que hoy es un fragmento visible, mañana será un microplástico que amenaza a organismos más pequeños y vuelve a entrar en la cadena alimentaria.

La falta de acuerdos internacionales frena las soluciones

En los últimos meses se celebró la quinta ronda de negociaciones para un tratado internacional destinado a reducir la contaminación por plásticos. Pese a que existe un consenso general sobre la gravedad del problema, no se ha alcanzado un acuerdo. Las posiciones enfrentan a países que sufren directamente los efectos de la contaminación marina y a aquellos cuya economía se sustenta en la producción de plástico.

Mientras no llega un marco global, los océanos siguen recibiendo toneladas de residuos cada día.

Qué se puede hacer desde la ciudadanía

Aunque los acuerdos internacionales son fundamentales, también existen medidas inmediatas que dependen únicamente de los hábitos de cada persona. En una ciudad costera como A Coruña, la responsabilidad es aún mayor: cualquier objeto que cae al suelo puede terminar en el mar con la primera racha de viento o un episodio de lluvia.

El simple gesto de recoger un plástico en el paseo marítimo evita que termine flotando entre peces y aves. Las limpiezas de playa, el consumo responsable, la reducción del plástico de un solo uso y el apoyo activo a normativas más estrictas son herramientas que están al alcance de cualquiera.

Un problema que exige acción inmediata

Los macroplásticos no son un inconveniente estético: son un factor de mortalidad directa para aves, mamíferos y tortugas marinas. A medida que se fragmentan, generan nuevos microplásticos que vuelven a los peces y, finalmente, a nuestra mesa.

La ciencia lo deja claro: el océano no puede absorber más plástico. La solución depende tanto de las decisiones políticas como de la responsabilidad individual. Actuar ahora es imprescindible para garantizar la salud de los ecosistemas de los que también dependemos nosotros.

 

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