Vigo rescata su memoria disidente: Del cabaret de Samil a la primera marcha del Orgullo en 1981

La historia del movimiento LGTBIQ+ en España ha sido narrada frecuentemente desde el epicentro de las grandes capitales, relegando a la periferia a un papel secundario. Sin embargo, la exposición 'Pegadas para un tempo en novo', impulsada por el Consello da Cultura Galega, llega para corregir este relato. Expuesta hasta el 3 de diciembre en el edificio Redeiras de la UVigo (Ribeira do Berbés), la muestra documenta cómo Galicia vivió su propio "despertar" tras la muerte de Franco.

La comisaria de la exposición, Daniela Ferrández, sostiene una tesis clara: la realidad gallega ha estado "escondida" bajo las narrativas estatales centradas en Madrid y Barcelona. "Galicia siempre aparecía como un lugar donde la gente únicamente huía para esos otros espacios más referenciales", explica Ferrández. Esta muestra indica lo contrario: que hubo resistencia, celebración y comunidad dentro del territorio gallego.

Una brecha en el muro del silencio

Uno de los hitos centrales que rescata la exposición es la primera manifestación del Orgullo en Galicia, celebrada en Vigo en 1981. A través del archivo del activista Xabier Mañón, las fotografías revelan no solo a los manifestantes, sino la curiosidad y multitud que se agolpó en las aceras. Para la comisaria, este evento supuso una "brecha irreparable en el muro del silencio" y evidencia que hubo una reivindicación local potente de la disidencia sexual.

La investigación también conecta a Galicia con el hito fundacional del activismo español: la manifestación de 1977 en Barcelona. Allí, en la cabecera, marchaba Trinidad Falcés, una mujer trans nacida en plena dictadura y adoptada por una familia militar en Galicia. Falcés, fallecida en A Coruña en 2022, sufrió la cárcel de Badajoz para homosexuales, pero se mantuvo firme en el activismo hasta el final de sus días.

De 'Vestida de azul' al barrio de Teis

La exposición huye de la abstracción para personalizar la historia a través de nombres propios que sufrieron la represión o protagonizaron la escena cultural:

Nacha Sánchez, protagonista del icónico documental "Vestida de azul" (1983), fue una figura clave en el espectáculo gallego, actuando en los cabarés y salas de fiestas de la playa de Samil, estableciéndose finalmente en Vigo.

Manolito Soler, performer y cantante entre los años 50 y 80, destaca por las "redes de solidaridad" que tejió en su entorno; prueba de ello fue el homenaje en forma de partido de fútbol que le organizaron sus vecinas del barrio de Teis en 1973.

Eva García de la Torre, exalcaldesa de O Porriño, reconocida póstumamente como la primera víctima del Patronato de la Mujer por su condición de lesbiana. "El Estado está reconociendo que también represalió a las lesbianas", apunta Ferrández, recordando que bajo un estado totalitario, "casi todos somos disidencias".

Una deuda de memoria

La exposición, que aspira a itinerar por otros municipios gallegos bajo petición, subraya la urgencia de preservar estos archivos. Ferrández alerta sobre la fragilidad de esta memoria: "Cuando no se habla de la memoria LGTBIQ+ como algo importante, muchas familias acaban tirando esta documentación a la basura".

Más allá del dolor, la muestra celebra la capacidad de imaginar un futuro mejor que surgió tras la muerte del dictador y antes de la crisis del VIH. "La sociedad tiene una deuda de memoria y de reparación", concluye la comisaria, invitando al público a conocer una historia que, lejos de ser ajena, es recíproca y colectiva.