La historia de María Casares renace en A Coruña: así se rehabilitó la Casa Museo Casares Quiroga

A Coruña

La figura de María Casares, una de las grandes actrices del teatro francés del siglo XX y coruñesa universal, continúa revelándose ante nuestros ojos. Su legado, íntimamente ligado a A Coruña, vuelve a cobrar vida gracias a la Casa Museo Casares Quiroga, el espacio familiar donde pasó sus primeros años y se formó entre libros, historias y recuerdos. En el marco de la exposición “María Casares, Pedro Soler, Collioure 1989”, el arquitecto Felipe Peña, responsable de la rehabilitación del inmueble, ofrecerá mañana una conferencia para profundizar en esta historia compartida entre memoria, arquitectura y cultura.

Una exposición que recupera un momento clave en la vida de Casares

La muestra actualmente instalada en la Casa Museo recrea los preparativos del recital que María Casares y el guitarrista flamenco Pedro Soler ofrecieron en la localidad francesa de Collioure en 1989. A través de documentos, dibujos y piezas únicas —entre ellas dos obras del propio Felipe Peña—, la exposición sirve como eje para múltiples actividades paralelas que reivindican la figura de la actriz y su relación con A Coruña.

Felipe Peña: “A María Casares la seguimos descubriendo”

En Hoy por Hoy A Coruña, Felipe Peña recuerda que, durante muchos años, la figura de María Casares estuvo completamente eclipsada por la de su padre, Santiago Casares Quiroga, presidente del Gobierno de la Segunda República y figura clave en la historia política de la ciudad.

“En Francia habían descubierto a la gran artista que era María, pero aquí seguía siendo la hija de Santiago Casares”, explica Peña.

La rehabilitación de la casa —encargada directamente por el entonces alcalde Francisco Vázquez— nació como un homenaje necesario a un político injustamente tratado en la ciudad tras la Guerra Civil. Sin embargo, el paso del tiempo ha devuelto luz a la gran figura teatral que fue María.

Una casa marcada por la historia y el exilio

La llamada Casa Casares, situada en la calle Panaderas, fue adquirida por la familia a finales del siglo XIX. Se trataba originalmente de una vivienda modesta de bajo y piso, obra del arquitecto Faustino Domínguez, que pronto resultó insuficiente para la numerosa familia Casares.

Con el ascenso político del patriarca, la casa creció también simbólicamente: se añadió un segundo piso —probablemente diseñado por el reconocido arquitecto González Villar— destinado a albergar la impresionante biblioteca de Santiago Casares, con más de 15.000 volúmenes, además del dormitorio principal y un baño moderno para la época.

Las estancias superiores, incluidos los bajocubierta, llegaron a alojar a numerosos familiares y personal de servicio, tal y como María Casares relata en sus memorias. Entre esas paredes se mezclaron formación intelectual, vida doméstica y los aromas del barrio del Papagayo que la actriz recordaría toda su vida.

Una rehabilitación fiel y respetuosa con el legado familiar

Cuando Peña recibió el encargo municipal, desconocía el estado real de la vivienda, expoliada tras 1936 y utilizada durante décadas por distintas instituciones. A pesar de ese temor inicial, el arquitecto encontró un edificio sorprendentemente íntegro:

“La casa estaba en mejor estado de lo que imaginábamos. Pudimos rehabilitar, limpiar y recuperar prácticamente todo”.

La intervención respetó al máximo la estructura original. Solo fue necesario reforzar vigas afectadas por humedades, incorporar aseos para uso museístico y reinterpretar algunos elementos perdidos, como la gran estantería de la biblioteca, que fue reproducida fielmente a partir de los restos conservados en un despacho cercano.

El bajo, antiguamente alquilado a una droguería, se convirtió en sala de exposición gracias a que estaba completamente disponible. La conexión con el patio y la antigua salida trasera de la familia completan hoy un recorrido que permite revivir la atmósfera original.

El orgullo de un legado que María Casares no pudo ver restaurado

Una de las grandes penas de Felipe Peña es que la actriz nunca llegara a visitar la casa ya rehabilitada. Aunque intentó regresar a A Coruña en los años 90, sus compromisos y su vida plenamente asentada en Francia lo hicieron imposible.

“Ella habría reconocido todo: la biblioteca, el portal, la escalera, el jardín… Estoy seguro de que estaría orgullosa”.

María Casares dedicó sus últimos años a su fundación en Alloue, en la región de Angulema, donde preservó su archivo y su legado teatral. No obstante, la creciente afluencia de visitantes internacionales a su casa natal en A Coruña demuestra que su figura, finalmente, ha encontrado su lugar.

Un símbolo cultural y turístico para A Coruña

Hoy, la Casa Museo Casares Quiroga se ha convertido en un punto de referencia no solo para especialistas en teatro o estudiosos del exilio republicano, sino también para visitantes franceses que consideran esencial conocer el lugar donde nació y creció una de las más grandes actrices europeas.

El diálogo entre memoria, arquitectura y cultura viva continúa gracias a iniciativas como la exposición actual y la conferencia de Felipe Peña, que permiten profundizar en una historia que sigue escribiéndose.