Un giro histórico contra el Alzheimer: la detección precoz ya no es una opción, es la clave
Raquel Sánchez, neuróloga del Hospital Clínic alerta de que el sistema debe adaptarse para diagnosticar a los pacientes antes de que el deterioro sea irreversible

Raquel Sánchez del Valle, neuróloga del Hospital Clínic de Barcelona y coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología
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A Coruña
La enfermedad de Alzheimer se encuentra en un momento crucial. Así lo explica Raquel Sánchez del Valle, neuróloga del Hospital Clínic de Barcelona y coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Según la especialista, el futuro inmediato no depende únicamente de la investigación, sino de aplicar ya las herramientas y terapias que comienzan a ser una realidad clínica en España.
Del enfoque paliativo a la intervención temprana
Durante años, el abordaje del Alzheimer se ha centrado en actuar cuando la enfermedad ya está avanzada. Sánchez del Valle sostiene que este paradigma debe cambiar de manera urgente. La llegada de nuevos fármacos —ya aprobados por la Comisión Europea y pendientes de financiación por parte del Ministerio de Sanidad— obliga a reorganizar por completo la atención neurológica. Para que estos tratamientos tengan efecto, los pacientes deben llegar a consulta en fases iniciales, cuando se encuentran en lo que se denomina deterioro cognitivo leve. Además, no basta con identificar los síntomas: es necesario confirmar que ese deterioro responde realmente a una enfermedad de Alzheimer.
Una eficacia limitada, pero un cambio histórico
Los nuevos tratamientos muestran un 30% de eficacia en ensayos clínicos, ralentizando la progresión durante dieciocho meses. Aunque esta eficacia es moderada, la neuróloga subraya que se trata de los primeros fármacos de una generación que marcará un antes y un después. Su uso requerirá monitorización estrecha por posibles efectos secundarios, pero también impulsará una transformación global en la atención a las personas con deterioro cognitivo. La SEN espera que la decisión del Ministerio llegue a principios de 2026.
Aprender con los pacientes: el motor del progreso
La especialista recuerda que la medicina avanza gracias al contacto directo con los pacientes. La práctica clínica plantea nuevas preguntas, que vuelven al laboratorio y permiten mejorar tratamientos futuros. Es un proceso continuo que va del laboratorio a la cama del enfermo y viceversa. En Alzheimer —como en cualquier enfermedad— las mejoras no nacen de cero, sino del aprendizaje constante con quienes la padecen.
La detección precoz, clave para cambiar el pronóstico
El éxito del nuevo modelo depende de que los pacientes consulten ante los primeros cambios cognitivos relevantes. Aunque el envejecimiento normal conlleva cierta lentitud en el pensamiento o la memoria, no debe provocar pérdidas significativas. Cualquier modificación relevante surgida en uno o dos años, o percibida como preocupante por la persona o su entorno, debe motivar una consulta sanitaria. La detección temprana es fundamental para aplicar los nuevos tratamientos en el momento adecuado.
Biomarcadores: distinguir envejecimiento de enfermedad
En las fases iniciales, incluso un especialista puede tener dificultades para diferenciar entre cambios normales de la edad y el inicio de una enfermedad neurodegenerativa. Por eso, Sánchez del Valle insiste en el uso de biomarcadores: herramientas —desde pruebas de imagen hasta análisis de líquido cefalorraquídeo o sangre— que permiten determinar si los síntomas son compatibles con Alzheimer. Comparada con el diagnóstico de un bulto en la mama, la neuróloga recuerda que no basta con la exploración clínica; hacen falta pruebas objetivas que aclaren su naturaleza. Estas herramientas ya existen y se utilizan en España, aunque su disponibilidad aún es desigual según el territorio.
Un reto para el sistema sanitario
El desafío ahora es garantizar que todas las personas con sospecha de deterioro cognitivo puedan acceder a estas pruebas y a los futuros tratamientos. La SEN trabaja para que los avances no queden limitados a determinados centros, sino que formen parte de un modelo homogéneo de atención en todo el país.
Un horizonte de esperanza
Por primera vez, la comunidad científica y médica contempla un futuro en el que sea posible identificar y frenar la progresión del Alzheimer en sus fases iniciales. Los diagnósticos serán más precisos, los tratamientos más efectivos y los pacientes llegarán antes y mejor evaluados. La revolución ya ha comenzado, y como señala Sánchez del Valle, no se trata solo de investigación, sino de una realidad clínica que debe transformarse desde hoy.




