La Lonja del Gran Sol: patrimonio industrial y joya arquitectónica frente al mar de A Coruña

A Coruña

La Lonja del Gran Sol, situada en pleno puerto de A Coruña, es una de esas construcciones que solemos ver sin terminar de comprender su enorme valor histórico, técnico y simbólico. Aunque para muchos pasa desapercibida como una simple infraestructura industrial, se trata en realidad de una pieza singular del patrimonio arquitectónico e ingenieril de la ciudad, protegida por instituciones nacionales e internacionales.

Este artículo repasa su historia, su vínculo con la memoria marinera coruñesa y las claves técnicas que la convierten en una obra única, tomando como referencia la conversación mantenida con la arquitecta y divulgadora Nuria Prieto.

Un edificio industrial con valor patrimonial propio

Cuando se habla del puerto de A Coruña, solemos pensar en una infraestructura funcional, transformable y moderna. Sin embargo, la Lonja del Gran Sol demuestra que la arquitectura industrial también puede ser patrimonio, especialmente cuando su diseño, su construcción y su papel histórico la convierten en una referencia imprescindible.

Esta lonja —situada frente a la histórica Fábrica de Tabacos— fue construida en los años 60 y reformada en 1971. Sus autores no fueron arquitectos, sino los ingenieros Eduardo García de Dios y Félix Calderón Gaztelu, responsables de una obra que, por su singularidad estructural, trascendió la habitual discreción de los proyectos industriales de la época.

¿Por qué se llama Lonja del Gran Sol? Una memoria ligada al mar

El nombre de “Gran Sol” forma parte de la identidad coruñesa. No se refiere al astro, sino al término francés grand sole, que significa "gran lenguado", el pez típico del caladero situado entre los paralelos 48 y 60.

Durante décadas, los barcos coruñeses faenaron en esas aguas, una actividad dura y arriesgada que ha quedado reflejada en la literatura —como en varios relatos de Manuel Rivas— y en el cine español. La lonja recibe este nombre en homenaje a esa tradición marinera profundamente arraigada en la ciudad.

Una obra maestra de ingeniería: cáscaras de hormigón que desafían la lógica

La Lonja del Gran Sol pertenece a la tipología de las estructuras de cáscara, un sistema de ingeniería basado en superficies muy finas de hormigón armado que trabajan principalmente por su forma.

Cáscara vs. membrana: qué significa

Cáscara: como una cáscara de huevo, fina pero resistente gracias a su geometría.

Membrana: más flexible y ligera, como una superficie tensada (ejemplo local: la cubierta del Deportivo en Riazor, un paraboloide hiperbólico).

En este caso, la lonja está compuesta por una sucesión de arcos cáscara, capaces de cubrir una gran longitud (250 metros) utilizando muy poco material. Esta ligereza estructural permite, además:

una ventilación óptima, fundamental en el funcionamiento de una lonja; la entrada de luz natural por los testeros; una estructura resistente al ambiente marítimo.

Una envolvente que mira al mar: el gesto estético de los ingenieros

Aunque solemos atribuir la sensibilidad estética a los arquitectos, en esta obra los ingenieros incorporaron un detalle notable: una envolvente reflectante orientada hacia el mar.

Este recurso permite que, desde el interior, el usuario perciba constantemente la presencia del océano, recordando el origen marítimo de la actividad que allí se desarrolla.

A diferencia de otras construcciones industriales de la época, aquí existe una clara voluntad de relación visual y simbólica con el entorno portuario.

Referencias y paralelos en la arquitectura coruñesa

La Lonja del Gran Sol conecta con la tradición estructural romana —cisternas, basílicas— por su manejo del arco y la repetición rítmica. Pero sus referencias más cercanas están en la propia ciudad:

Mercado de San Agustín. Obra de Tenreiro y Rey Pedreira, es otro ejemplo de cáscaras y arcos catenarios con refuerzos laterales. Su lógica estructural es muy similar a la lonja.

Universidad Laboral de A Coruña. Aunque más abstracta como referencia, introduce también una modernidad en hormigón que marcó época y que comparte con la lonja esa búsqueda de grandes espacios diáfanos y relación con el exterior.

Un patrimonio industrial protegido: lo que no se puede tocar

La Lonja del Gran Sol es un bien protegido, igual que algunos de los silos próximos. Eso implica que: no puede demolerse, no puede trasladarse, cualquier intervención debe limitarse a mantenimiento y consolidación.

Esto es clave en el actual debate sobre el futuro del puerto interior: la lonja debe permanecer, sea cual sea la operación urbanística que se desarrolle.

La Carta Europea del Patrimonio Industrial subraya que estas construcciones son parte esencial de la memoria colectiva y deben transmitirse a las generaciones futuras. La lonja es un ejemplo perfecto.

¿Puede tener un nuevo uso en el futuro? Las posibilidades son amplias

Aunque su función actual es la de lonja, su enorme espacio diáfano y su condición simbólica permiten imaginar muchos usos futuros:

• Museo o espacio de memoria, especialmente vinculado al mar o a la emigración.
• Centro expositivo con aprovechamiento de la luz natural.
• Mercado contemporáneo, punto de encuentro ciudadano.
• Espacio cultural o de eventos en diálogo con los futuros desarrollos del puerto.

La clave es que la estructura es tan flexible y monumental que incluso como ruina tendría valor estético. Pero, como recuerda Nuria Prieto, los edificios viven mejor cuando se usan, y la lonja tiene un enorme potencial para ello.

Una joya del frente marítimo que merece ser conocida

La Lonja del Gran Sol no es solo una infraestructura industrial: es un icono técnico, histórico y sentimental de A Coruña. Representa la memoria marinera de la ciudad, la modernidad del hormigón en los años 60 y la capacidad de la ingeniería para crear belleza a través de la forma.

Con el futuro del puerto en debate, entender y valorar este edificio es imprescindible para que la ciudad construya un desarrollo urbano respetuoso con su historia y su identidad.