La mirada de Jorn Lucas: La felicidad de las pequeñas cosas
El periodista neerlandés nos da su visión sobre las fiestas navideñas

La mirada de Jorn Lucas: La felicidad de las pequeñas cosas
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A Coruña
Los días previos a la Navidad siempre tienen una sensación especial.
Son días cortos, oscuros y lluviosos. Aunque, para los estándares neerlandeses, aquí todavía salimos ganando.
Allí el sol se pone mucho antes que en A Coruña; y si a eso le sumamos nubes grises y niebla, te das cuenta de que las cosas aquí tampoco son para tanto. Sobre todo cuando, con un poco de sol, ya te puedes sentar en una terraza.
Al mismo tiempo, las luces navideñas en las calles y en los escaparates le dan a la ciudad un aire casi de cuento. Aunque el mercado de Navidad de la plaza de María Pita no sea exactamente como se había deseado. Pero de eso ya hablé la semana pasada.
Y aunque no me gustan nada las aglomeraciones y las largas colas … esperar al turno en la carnicería, en el mercado o en el super da una sensación de comunidad. Todos queremos que las fiestas salgan bien, y eso tiene un precio. Si todos sufrimos, duele menos.
Esa misma sensación la tengo con la Lotería de Navidad. Solo el hecho de que dure horas y se retransmita en directo por la mañana ya es una combinación bastante extraña para un forasteiro como yo. Por no hablar del universo casi incomprensible de décimos, pedreas, reintegros y participaciones.
Aquí también se cumple lo de compartir el sufrimiento. Porque todos sabemos que las posibilidades de que te toque un gran premio son mínimas y, aun así, seguimos soñando hasta el último momento. A lo mejor no por uno mismo, sino por alguien cercano.
Que a varios empleados del supermercado Familia de mi barrio, donde hacemos la compra varias veces por semana, les haya tocado un gran premio hace que el cuento navideño de la Lotería de Navidad sea todavía más bonito.
Al final, todo esto nos hace recordar que la felicidad está en las pequeñas cosas. Si eso no es el espíritu navideño perfecto, entonces yo ya no sé lo qué es.




