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Anna Gil Wittke: "Practicar sexo con una misma persona en repetidas ocasiones aumenta la posibilidades de enamoramiento"

La psicóloga y sexóloga habla en Hoy por hoy Murcia sobre las conexiones emocionales que se establecen entre personas a través del sexo

Anna Gil Wittke: 'Yo solo quería sexo'

Murcia

Anna Gil Wittke nos habla esta semana de esas 'parejas' que están enredados en su propia relación y no saben muy bien cómo definirse, no saben si son pareja o cuál es el motivo por el que siguen unidos, y que por norma general no suelen tener un final feliz.

Dice la psicóloga y sexóloga que hay relaciones que han comenzado así, "hasta que son conscientes de que sus sentimientos van creciendo y se convierten en una pareja convencional". Pero también existen otras -asegura- "que se quedan estancadas en ese inicio y que su relación; por ejemplo, se limita solo a mantener relaciones sexuales sin ningún otro tipo compromiso". Ante esto, asegura la experta en relaciones de pareja, que el hecho de mantener relaciones sexuales continuadas con otra personas también implica una esfera emocional, cognitiva y relacional, "por lo que sin darse cuenta están creando recuerdos y se están vinculando en su memoria emocional".

Gil Wittke asegura que "el hecho de practicar sexo con una misma persona en repetidas ocasiones aumenta la probabilidad de que nos enamoremos de el o ella". "Cada vez que te abrazas o besas a la otra persona estás segregando dopamina, que es una hormona que te ayuda a sentirte motivado hacia la otra persona por lo que se está estableciendo un vinculo, una especie de conexión entre ambos".

De la misma forma también aclara que hay personas que tienen este tipo de relación donde solo hay sexo, "porque realmente no les interesa la otra persona", y que el problema puede llegar cuando uno de los dos componentes comienza a desarrollar sentimientos y comienza a creer que antes o después surgirá el enamoramiento, "aunque puede ocurrir que esto nunca pase y una de las partes se queda 'colgada' de la otra persona".

Estas relaciones -dice Anna Gil- no acaban bien, termina con uno de los protagonistas enganchado y sufriendo y la otra parte de la pareja diciendo aquello de "yo ya te lo advertí, solo quería sexo".