El micromentario de Pepe Belmonte: 'Trillo cabalga de nuevo'
Columna de opinión del catedrático de Literatura de la UMU para el programa Hoy por hoy Murcia
El micromentario de Pepe Belmonte: 'Trillo cabalga de nuevo'
Murcia
Federico Trillo cabalga de nuevo. Resucita de entre los muertos y, a su manera, en plan resolutivo, con su habitual “ordeno y mando”, que para eso lleva el ardor guerrero en su sangre, afirma, tajantemente, que ni las vicepresidentas del gobierno ni el diputado Gabriel Rufián saben ni una sola palabra de William Shakespeare.
Y no ha desaprovechado la ocasión que la prensa le ha concedido para arremeter, asimismo, contra el propio presidente del gobierno, a quien lo incluye, no en uno de los dramones o comedias del autor de Hamlet, sino en las páginas de la picaresca española, al lado, imagina uno, de Lázaro de Tormes o del Buscón llamado don Pablos, de Francisco de Quevedo.
Y se ha venido tan arriba, porque el ex ministro de defensa, ex presidente del Congreso de los Diputados y ex embajador español en el Reino Unido, acaba de publicar una novela sobre el conocido dramaturgo inglés, ambientada en el Valladolid de principios del siglo XVII.
Ya ven: otro que está como para dar lecciones de moral y ética, como viene sucediendo con personajes como Mario Conde o la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, que salieron de sus cargos por piernas.
Al cartagenero Federico Trillo, habría que refrescarle la memoria y recordarle aquel accidente aéreo, sucedido en mayo de 2003, en el que fallecieron las 75 personas (entre ellas, 62 militares españoles) que iban a bordo de un destartalado avión.
Y por si la tragedia hubiera sido poca cosa, el propio Trillo fue el responsable de la pésima identificación de los cuerpos que fueron entregados a sus familias con diversas personas mezcladas en el mismo féretro. Jodella y no enmendalla, que diría el castizo.
De manera que alguien –algún amigo suyo– debería decirle al bueno de don Federico que lo dejara estar, que cerrara la boca y que se dedicara, más bien, al asunto de los michirones, que es lo suyo. Y que si le falta chorizo, que ya sabe de dónde cogerlo entre los suyos.
Pepe Belmonte