Historias desconocidas de Cartagena: Semana del 20 al 26 de junio

Cartagena

Muy buenas amigos. Como cada semana les invito a pasear y conocer nuestra Cartagena a través de sus pequeñas o no tan pequeñas historias, sus efemérides. Hoy veremos que pasaba en Cartagena y su comarca en esos días de la semana del 20 al 26 de junio. Vamos a ello.

El 26 de junio de 1581, el pagador de las Armadas de Su Majestad escribió en su libro de cuentas la partida que dice así: "En veintiséis de junio pagué por cédula de Su Majestad a Miguel de Cervantes, estante en Cartagena, dieciocho mil setecientos cincuenta maravedíes" Esto prueba que Cervantes estuvo en Cartagena. Por si alguien tenía alguna duda.

Recordarán que hace dos semanas, les conté que el Ayuntamiento acordó ofrecer el puesto de trompeta y pregonero de la ciudad a Diego Trujillo, trompeta y pregonero de Madrid, el mejor de toda España, con un salario anual de 700 reales y un anticipo de otros 200 reales para gastos del traslado. Ya les comenté que, en aquellos tiempos, el pregonero era una figura muy importante. No existían las redes sociales ni internet, ni la radio.

Pues bien, el 23 de junio de 1605, con un salario anual de 600 reales, es nombrado por tres años trompeta y pregonero de la ciudad el vecino Diego de Trujillo. Y encima nos salió 100 reales más barato.

El 26 de junio de 1950, se inaugura la Refinería de Petróleos de Escombreras. Fueron los ministros de Industria, de Marina, del Aire y de Hacienda, quienes inauguraron la refinería y el poblado, compuesto por 225 viviendas para los empleados y obreros de la refinería.

Posteriormente, los ministros mencionados, acompañados por el alcalde de Cartagena Sr. Hernández Gómez y el obispo García Goldárez inauguraron las gradas inclinadas de la Empresa Nacional Bazán con la botadura de los dragaminas Guadiaro y Tinto. El Guadiaro se deslizó sin problemas, pero el Tinto se atascó en el carril de rodadura y no pudo deslizarse hasta el agua. Algunos no sabían entonces que el Tinto no hay que mezclarlo con agua.

El 22 de junio de 1995, por Orden Ministerial y con objeto de preservar la flora y fauna de la zona y como forma de garantizar una reserva, se declara Espacio Protegido, la Reserva Marina de Cabo de Palos y las Islas Hormigas. Son muy destacables las grandes praderas de posidonia, así como las colonias de corales que conforman el hábitat de numerosas especies vegetales y animales. Lo mejor que se pudo hacer, declarar espacio protegido dicho entorno.

Y, la semana pasada les comentaba que, por la Secretaría de Estado del Ministerio de Energía y Turismo del Gobierno de España, se concede el título de Fiesta de Interés Turístico Internacional a las Fiestas de Carthagineses y Romanos de Cartagena. Pues el 22 de junio de 2017, el presidente de la Federación de Tropas y Legiones, José Antonio Meca le ha comunicado a la recientemente elegida alcaldesa de Cartagena, Ana Belén Castejón que las fiestas de Carthagineses y Romanos ya son de Interés Turístico Internacional. Y, ya todos contentos.

En las Historias desconocidas de la historia conocida de esta semana, antes de irnos de vacaciones y, como habrá este verano en muchos sitios, veladas troveras, quisiera recordar, que, el 26 de junio de 1936, hace 86 años, muere el maestro de troveros José María Marín. Trabajó desde muy pequeño en las minas de la Unión, fue seminarista, peón de albañil y otros muchos oficios. En la mina aprendió a trovar y alternó con otros famosos troveros de entonces como Castillo, Vidal, el Minero y otros muchos.

José María Marín murió en la calle de Santa Teresa en el Barrio de Peral, cuando contaba 71 años.

Fue enterrado en el cementerio de San Antón y en su tumba reza el siguiente epitafio:

A rezar y a llevar flores muchos a mi tumba irán aquí descansa, dirán el rey de los trovadores

Era bueno hasta en su epitafio.

Buenas tardes amigos, pasen un magnífico verano y les espero a la vuelta para seguir con nuestras historias. Mientras tanto, cuídense y hagan caso a las autoridades sanitarias, porque el bicho aún no se ha ido, el bicho sigue ahí, pero no se olviden de ser felices.

Juan Manzanares.