Cultivar tomillo entre almendros aumenta la productividad de la tierra y mitiga el cambio climático
Investigadores de la UPCT y del CEBAS – CSIC han evaluado los resultados de la introducción de cultivos perennes como el tomillo y la alcaparra entre las calles de los campos de almendros de secano
Cartagena
La posibilidad de comercializar los cultivos introducidos y el hecho de que no afecten a la producción del cultivo principal es una de las ventajas de la diversificación, resaltan los investigadores del proyecto europeo Diverfarming. En concreto y en el en el caso del tomillo, se obtuvieron 7 litros de aceite esencial por hectárea y no se propició ningún efecto negativo en la producción de la almendra.
Durante dos años, los investigadores han medido las emisiones del dióxido de carbono y el óxido de nitrógeno, demostrando que las emisiones de CO2 disminuyen en los sistemas diversificados en comparación con el monocultivo. Además, se comprobó que los picos de emisiones se producían tras el laboreo en días cálidos, por lo que se recomienda no arar durante esos días.
“La agricultura se ha convertido en una fuente de emisiones de gases de efecto invernadero debido a la intensificación agrícola y el uso alto de insumos, sin embargo, tiene un gran potencial para ser un sumidero de carbono. De hecho, los suelos agrícolas presentan una oportunidad única para el secuestro de carbono y la compensación de emisiones si se lleva a cabo el manejo adecuado”, resalta la investigadora de la UPCT Virginia Sánchez.
La introducción de cultivos perennes en las calles de los almendros mediterráneos de secano reduce la emisión de gases de efecto invernadero, según el último estudio del proyecto Diverfarming, según fuentes de la Universidad Politécnica de Cartagena.