Nacida en el cuarto de adentro de su casa el segundo día de Pascua de la Navidad
'El Garrancho' nos acerca las costumbres de la zona Oeste de Cartagena en Hoy por hoy
El Garrancho: Nacida en el cuarto de adentro de su casa el segundo día de Pascua de la Navidad
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Cartagena
Es indiscutible que en estos últimos 70 años se ha transformado mucho nuestra vida cotidiana y particularmente la de los habitantes del mundo rural. Por entonces no había muchos coches, ni medios de transporte públicos que conectaran el campo con la ciudad. Tampoco existía el derecho a la asistencia sanitaria gratuita, ni los centros de salud de atención primaria y escaseaban los hospitales. En consecuencia, lo más corriente era que los nacimientos tuvieran lugar en el propio hogar y que el simple acto de extraer una muela fuera una odisea, tal y como nos relata Antonia Vidal Martínez, nacida en el cuarto de adentro de su casa el segundo día de la Pascua de Navidad de 1951, en el paraje Los Pachos de Cuesta Blanca, conocida población del Oeste Cartagenero. (Escuchar audio)
Toñi nació una docena de años después del término de la guerra civil española y por lo tanto no la vivió directamente, pero si sufrió sus consecuencias y aún recuerda las crudas vivencias de su padre, dado por muerto en la primera línea de fuego del frente de la batalla del Ebro, apareciendo como un renacido, tras la finalización del conflicto bélico que asoló nuestro país. (Escuchar audio)
La infancia de Toñi, como la de tantos niños de su generación, estuvo caracterizada por una extrema desigualdad entre clases sociales, lo que ocasionaba muchas carencias materiales. Apenas unos meses después de su nacimiento, se suprimieron en España las cartillas de racionamiento. La televisión todavía no había llegado a la mayoría de hogares. De papa Noel no habían ni oído hablar y por pocas casas pasaban los reyes magos.
Su niñez, está marcada por los recuerdos olfativos de los hornos de leña en las tiendas de Damián “El Tari” en Cuesta Blanca y del tío Juan “Salao “en el rincón de Tallante donde trabajaban como panaderos los Vidales, su abuelo Ignacio y su padre Tomás, quien en estas épocas navideñas horneaban mantecados, cordiales y rollos de pascua, elaborados con recetas tradicionales, que forman parte de nuestro patrimonio cultural gastronómico y que todavía se siguen transmitiendo. (Escuchar audio)
En las Navidades de antaño no había cenas de empresas, ni cotillones, ni discotecas, ni regalos del amigo invisible. El mejor regalo era la proximidad entre las familias, amigos y vecinos, compartiendo lo que se tenía al alcance: los cerdos y pavos que se engordaban durante todo el año, la uva que se cosechaba en el terreno, los frutos de nuestros arboles de secano como la almendra. Todo ello provenía del duro trabajo agrícola y ganadero. Las familias se juntaban para cocinar en los fuegos y hornos de leña y elaboraban menús humildes, pero disfrutaban de ellos como si de los más exclusivos manjares se trataran. La diversión estaba asegurada en las cenas de nochebuena, cantando villancicos con la percusión de botellas de anís y cucharas de madera, pidiendo el aguilando y acompañando a las cuadrillas en la misa del gallo. Todo era más hogareño, según nos recuerda Antonia Vidal. (Escuchar audio)
Hoy por hoy, las navidades han cambiado, inevitablemente influenciadas por las nuevas tecnologías y el consumo, pero en el campo de Cartagena todavía existe un vínculo entre el pasado y el presente a través de la música y los cantos de las cuadrillas o de la elaboración de comidas y dulces típicos, gracias a personas como Antonia Vidal, que están empeñadas en que no se pierdan nuestras tradiciones y que quieren legarles nuestro patrimonio cultural a sus hijos y nietos. Les invito a conocer las navidades tradicionales del oeste de Cartagena a través de las diversas actividades que organizan asociaciones de vecinos y colectivos de la zona.
Permítanme, por último, pedirles a los que tengan la suerte de poder disfrutar de la familia y de sus seres queridos, que se acuerden de esas personas mayores que están en soledad, quizás muy cerca suya, a las que se les puede hacer felices con una silla más en la mesa o con un rato de conversación, para que les cuenten como vivían en su época las navidades o incluso si se animan a cantar unos villancicos.
Que pasen unas felices fiestas, radio escuchas de la SER de Cartagena.
El Garrancho