El micromentario de Pepe Belmonte: "Lluvia de millones"

Micromentario de Pepe Belmonte. Lluvia de millones
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Murcia
Todos los años, por estas fechas, la misma historia, que se repite, una y otra vez, como un bucle infinito. Me refiero no ya al sorteo de la Lotería de Navidad, sino justo a lo que viene después: las celebraciones, el tirar la casa por la ventana, el descorchar las botellas de champán, que, pese a la lluvia de millones, casi siempre es de cava semi-seco, al personal abrazándose, a la ilusión desbordada y a los planes de un inmediato futuro con ese inesperado y bendito pastizal.
Al inicio de una de las mejores novelas que se han escrito en el siglo XIX, Ana Karenina, del ruso León Tolstoi, se dice que “todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia desgraciada lo es a su manera”. Una frase que se podría aplicar al asunto de la lotería. Todas las celebraciones parecen siempre una misma celebración, como si nada hubiera cambiado de un año para otro y las personas que festejan su suerte fueran las mismas.
De hecho, más de una vez he pensado que si las diferentes cadenas de televisión pusieran las imágenes de años precedentes, nadie se daría cuenta, ni siquiera aquellos que participan en estas escenas de jolgorio.
Arturo Pérez-Reverte, en una de esas escasas ocasiones en las que le daba por contar anécdotas de su larga vida como reportero de guerra, nos relató a unos cuantos amigos que, en cierta ocasión, durante el último conflicto armado al que asistió como periodista en la guerra de los Balcanes, las imágenes que había tomado su cámara no pudieron revelarse y se perdieron por completo.
A la hora del Telediario, a alguien no se le ocurrió otra cosa que rescatar algunas escenas de otra guerra en la que, para colmo, las personas que aparecían muertas, desparramadas por el suelo, ni siquiera eran de raza blanca… Y el asunto coló, y nadie se quejó del trueque.
Si he de ser sincero, a la hora de elegir, me gusta más la alegría del nuevo millonario que guarda silencio, que no se exhibe ante las cámaras, ni pierde el juicio por unos cuantos millones de nada. Y luego va y se los gasta, con quien más le guste, contemplando a esos otros exhibicionistas a los que, a buen seguro, les van a llover los amigos necesitados en busca de un préstamo.
Decía mi madre, que quien calla, jode y apaña. Y qué razón tenía.

Paqui Pérez Peregrín
Paqui Pérez Peregrín es licenciada en Periodismo por la UCAM y licenciada en Publicidad y Relaciones...




