El micromentario de Pepe Belmonte: 'Vargas Llosa y ese cálido ambiente familiar'
Columna de opinión del catedrático de Literatura de la UMU para el programa Hoy por hoy Murcia
El micromentario de Pepe Belmonte: 'Vargas Llosa y ese cálido ambiente familiar'
Murcia
Mario Vargas Llosa, del que tanto se ha hablado en estas últimas semanas, es el último ejemplar vivo de una gloriosa generación del llamado “Boom” hispanoamericano, con nombres tan ilustres como García Márquez, Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Juan Carlos Onetti o Guillermo Cabrera Infante.
Su labor como escritor ha sido sencillamente impecable. Es autor de, al menos, media docena de novelas que justifican el Premio Nobel conseguido: La ciudad y los perros, La Casa Verde, La guerra del fin del mundo, La fiesta del chivo, La tía Julia y el escribidor y, sobre todo, Conversación en La Catedral, que es un verdadero monumento, uno de los mejores relatos escritos en lengua española en el siglo XX.
Y, a pesar de ello, Vargas Llosa ahora es conocido por el común de las gentes, de los colegiales, por los muchachos y muchachas que ya se preparan para ir a la universidad, como el marido de Isabel Preysler. Un ex esposo, después de esa separación, tan traumática, que ha ocupado tanto espacio y tantas horas en los medios de comunicación. Lo que es una verdadera pena.
Es como si Cervantes sólo fuera conocido por haber estado en la cárcel de Sevilla, por un asunto turbio de malversación, y no por haber escrito la novela más importante de la literatura de todos los países y de todos los tiempos.
Uno de los mejores amigos y biógrafos de Vargas Llosa, el canario Juancho Armas Marcelo, ha llegado a decir que el novelista hispano-peruano ha sido el escritor más familiar de cuantos han existido: primero, se casó con su tía Julia, con Julia Urquidi, de la que se separó unos años después, y luego con su propia prima, Patricia Llosa, con la que comparte tres hijos y con la que mantuvo un largo, bonito y fructífero matrimonio.
Así que, lo sacas de ese cálido ambiente familiar en el que siempre ha vivido, y al pobre Vargas Llosa le cae encima la del pulpo. Nos olvidamos, incluso, de su brillante carrera, de su Nobel, de su título de académico… y hasta de su noble condición de escritor.
Pepe Belmonte