De Chortkiv a Murcia, pasando por Polonia: "Estoy feliz aquí, pero mi corazón está allí, triste"
Una madre ucraniana que lleva un año viviendo en la Región de Murcia junto a sus hijas de cinco y trece años cuenta su historia en Radio Murcia
Reportaje sobre Lilia y su familia, refugiadas ucranianas en Murcia
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Murcia
Lilia espera sentada en una mesa redonda con Sofía y Diana, sus dos hijas, de cinco y trece años, en una de las oficinas de ACCEM en la ciudad de Murcia. Sofía, la menor, dibuja mientras conversamos. En alguna ocasión, se dirige a Lilia con la palabra "mamá", en perfecto español. Llama la atención, teniendo en cuenta que esta familia ucraniana lleva viviendo en la Región de Murcia desde marzo del año pasado. En ACCEM se muestran sorprendidos por la capacidad de Lilia para aprender el idioma: es capaz de realizar una entrevista tras apenas un año de estudio del castellano. Ella misma comienza a relatar su historia: "Llegué a España en marzo con mis dos hijas. Yo vivía en Chortkiv, una ciudad muy pequeña pero muy bonita al oeste de Ucrania, cerca de Polonia".
Lilia explica que, al principio, pensaron que Chortkiv era un lugar seguro por la presencia de una base militar, pero todo cambió cuando comenzaron a oír las sirenas: "Siempre bajábamos con los niños al sótano. Luego pensamos que era peligroso y necesitábamos salir. Por eso, mi cuñada y su hijo y mis hijas y yo salimos hacia Polonia". Allí trabajaba la hermana de su cuñada, que huyó embarazada, ha dado a luz y sigue asentada en el país fronterizo, uno de los grandes apoyos de Ucrania desde que comenzó la invasión, acogiendo a gran parte de los refugiados que han huido del país. Lilia vivió con una familia polaca durante una semana, pero tuvo claro desde el principio que no era una solución a largo plazo porque ellos "tenían su vida".
Su próximo destino fue la Región de Murcia, ya que la familia de su marido estaba asentada aquí. Así es como llegan la inmensa mayoría de refugiados a nuestro territorio, a través de algún familiar o amigo que ya vive en la Región. No obstante, reconoce Lilia, los comienzos no fueron fáciles: nueve personas convivían bajo el mismo techo y estaba prevista la llegada de dos familias más, por lo que Lilia tuvo que volver a pensar en mudarse. La solución la encontró a través del programa de acogida de ACCEM que, según dice, le cambió la vida: "Ahora estoy muy feliz, tengo casa y clases de español. Puedo vivir aquí, puedo comunicarme con los demás y mis hijas también están felices porque pueden estudiar".
Su hija mayor, Diana, tuvo una adaptación difícil. Lilia reconoce que al principio lloraba a menudo, pero que hacer amigas en el instituto le ha servido de gran ayuda. A sus trece años, ha sido más consciente de la situación que su hermana menor. De hecho, aún mantiene sus clases online en Ucrania, como hacen muchos otros niños refugiados desde otros rincones del mundo. Sin embargo, Lilia también valora mucho la posibilidad de que sus hijas aprendan a hablar español, porque ella misma sabe bien que es la llave para lograr la integración, por lo que se convierte en la prioridad número uno para que los refugiados que llegan puedan vivir bien en la Región. "Es verdad que es muy difícil cuando no sabes el idioma. Yo puedo ir al médico, hablar con las profesoras de mis hijas...Por eso, lo más importante para tener una buena vida aquí es aprender el idioma", explica.
Precisamente esa buena vida pasa por encontrar un trabajo en la Región de Murcia. En Ucrania, Lilia se dedicaba a la gestión financiera. Ahora, en ACCEM la están ayudando, a través del SEF, a homologar sus títulos y dar todos los pasos posibles para mejorar su empleabilidad, aunque ella insiste en que, primero, debe mejorar su español. Lilia y su familia se encuentran en la tercera fase del programa de ACCEM para refugiados, la de autonomía. En un primer momento pasó por la fase de emergencia a su llegada a España. Desde la ONG aseguran que la mayoría de refugiados ucranianos se encuentran ahora mismo en una fase intermedia entre ambas.
Pero, ¿cuáles son las noticias que le llegan a Lilia desde Ucrania? "Las amigas que tengo en mi ciudad están regular. Pero, tras un año de guerra, creo que la gente es más fuerte. Ya no llora, ya no está nerviosa. Ellos saben que solo queda esperar que todo termine porque queremos un futuro feliz en nuestro país", relata.
Lilia es consciente de que su futuro y el de los suyos es una incógnita, pero se lo imagina allá donde nació y había vivido toda su vida hasta que, hace un año, el ruido de las sirenas la obligó a abandonar junto a sus hijas todo lo que habían construido en Chortkiv. Su marido continúa en Ucrania, así como sus padres, porque no todo el mundo da el paso de huir, aunque ambas decisiones requieran valentía. Tanto Lilia como sus hijas confían en que la guerra acabará y podrán estar unidos de nuevo. Esta madre ucraniana acaba su entrevista con Radio Murcia con unas palabras que dejan un sabor agridulce: "Estoy feliz aquí, pero mi corazón está allí, triste".