El micromentario de Pepe Belmonte: 'Los atributos masculinos y el David de Miguel Ángel'
Escucha la columna de opinión del catedrático de Literatura de la UMU para el programa Hoy por hoy Murcia
El micromentario de Pepe Belmonte 'Los atributos masculinos del David de Miguel Ángel'
Murcia
En un instituto de educación secundaria de Florida, uno de los estados más conservadores y retrógrados de toda la nación, una profesora de Historia del Arte, de apellido hispano, ha sido expulsada del centro por pornógrafa, por exhibir en una de sus clases sobre el Renacimiento europeo, el David de Miguel Ángel, una de las esculturas más conocidas y populares en todo el mundo.
A nadie se le escapa que el David exhibe, a sus anchas, todos sus atributos masculinos que, dado que tiene más de cinco metros de altura y casi seis mil kilos en mármol blanco, son del tamaño de una cabeza humana. Pero el arte es el arte y, por ese camino, tendríamos que borrar más de la mitad de los cuadros y esculturas que hoy se exhiben en todos los museos.
No es la primera vez que el David levanta ampollas entre quienes observan la desnudez humana como un insulto. Ya en el siglo XVI, recién acabada la hermosa escultura, el escándalo entre las gentes de esa época fue tal que se decidió recubrir los genitales de este personaje con hojas metálicas de higuera, como se hacía en los libros de texto de nuestra infancia cuando aparecían, cometiendo el pecado original, Adán y Eva.
Esta profesora, que se ha visto impedida de sus funciones por la intolerancia de la gente de un país que se representa así mismo como el adalid de la democracia, ha visto interrumpida su docencia en la que también había decidido explicar otras obras, igualmente tachadas de pornográficas, como El nacimiento de Venus de Sandro Botticelli. Ellos se lo pierden.
Los Estados Unidos, es decir, el Planeta Americano, como lo llamaba en uno de sus ensayos el ya desaparecido Vicente Verdú, demuestra, una vez más, que no es, en ningún caso, el mejor modelo de las nuevas generaciones que ponen su mirada en la música, en el arte, en el cine y en la nefasta gastronomía de este país tan singular que, desde hace casi un siglo, se ha erigido en el único modelo al que hay que seguir a toda costa para aspirar a ser modernos. Y así nos va.
Decía Einstein que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.
Pepe Belmonte