Fito Páez vuelve a conquistar Cartagena dos décadas después
El festival La Mar de Músicas acoge a la estrella argentina ante un público mayoritariamente compuesto por sus paisanos
Cartagena
La grada rugía desde antes de salir a escena. Con puntualidad, ¿se podría decir argentina?, pisó las tablas del auditorio Paco Martín del Parque Torres de Cartagena una de las más grandes estrellas que ha dado el rock latinoamericano, el argentino Fito Páez, que volvía al festival 19 años después de su primera actuación en el mismo.
Fito, que acumula ya cuatro décadas de carrera, tuvo en España un punto culminante cuando, en 1988 publicó mano a mano con Joaquín Sabina el álbum “Enemigos íntimos”, de título premonitorio, ya que ambos, con personalidades arrolladoras y muy distintas, hicieron visible un distanciamiento que se mantuvo durante once años, hasta que se dedicaron piropos artísticos y visibilizaron su reconciliación. Y de ahí salieron joyas como “Llueve sobre mojado”, su canción más popular en España que, sin embargo, no formó parte del repertorio de su show en Cartagena.
Es significativo el hecho de que no cantara este lluvioso himno, porque nos idea de hasta qué punto el concierto de La Mar de Músicas fue en clave argentina. El público, puesto en pie desde la primera nota se sabía y coreaba todas las canciones, y ondeaba banderas de su país en tributo a uno de sus más universales artistas. Como si estando lejos de casa nos llevan a los españoles a Sabina o a Miguel Ríos a la otra punta del mundo.
Durante dos horas y cuarto de espectáculo, y arropado por una impresionante banda compuesta por guitarra eléctrica, guitarra acústica, teclados, bajo, saxo, trombón, trompeta, batería, piano de cola que tocaba el propio Fito, y la prodigiosa voz de Marina Vitale el show fue una demostración de potencia, de contundencia sonora, de impecable ejecución musical y de carisma.
Arrancó con “Nadie puede vivir sin amor”, y siguió con “Dos días en la vida”, para intercalar impagables reflexiones como “esto es una hermosura, no todo es una porquería”, en alusión al ambiente del recinto y a la magia de la música.
Al arrancar una pieza compuesta por Luis Alberto Spinetta, ya avisó: “avisad a la inteligencia artificial que no va a poder superarle”. Y entonces arrancó “Te vi”. A continuación, lo que llamó “un bloque refresh”, con “Solo los chicos”, “Nada más preciado para mí”, “Ey you” y “Buenos Aires”.
Tras una mención a Charlie García como uno de los más grandes rockeros que ha dado Argentina, llegó uno de los momentos culminantes de la noche, llamando a escena a Mateo Sujatovich, y a Andrés Calamaro, mito en plena forma pese a los años de carrera, con quienes compartió “La rueda mágica”, una muy potente canción cuyo video oficial se registró en este concierto.
Siguieron “Divina gloria”, “Circo Beat”, “Ciudad de pobres corazones”, “Dar es dar” y “Mariposa tecknicolor”, para culminar con una versión a capella, cantada por el público y con todos los músicos acompañando desde el escenario en el momento del saludo final de “Y dale alegría a mi corazón”.
Así quedó resumida toda una vida: 40 años de carrera, 30 álbumes, 10 premios Grammy, y la emoción de sentirse (artistas y público) como en casa; no en vano Fito saludó “a las gentes en Cartagena, no a las gentes de Cartagena”, muy consciente de que la velada estaba revestida del más ferviente sentimiento patrio de los miles de argentinos que llegaron a la ciudad para vivir una noche grande.