Una cadena humana abraza el poblado lorquino de Puntas de Calnegre para evitar el derribo de las viviendas

Lorca

Una gran cadena humana ha abrazado varias playas españolas, entre ellas la de Puntas de Calnegre de Lorca, con el objetivo de defender el litoral y exigir que no derriben sus viviendas que están afectadas por el deslinde de la Ley de Costas del Estado.

La plataforma Somos Mediterrania ha organizado esta gran cadena humana en la orilla del mar bajo el lema "no a los derribos". Con esta acción, las asociaciones integrantes de esta plataforma exigirán la defensa del litoral y del estilo de vida tan propio de las zonas marítimas. En el poblado lorquino más de un centenar de personas ha asistido a esta concentración.

Además, van a demandar una nueva ley de Costas que priorice “la preservación de los derechos legítimos de los ciudadanos, la protección del medioambiente y de nuestro patrimonio territorial, y no el abandono del mismo".

En la Región de Murcia, además de Puntas de Calnegre en Lorca, los vecinos de Cabo de Palos, Mazarrón o Los Nietos sufren la misma amenaza. En 2022 hubo derribos.

Puntas de Calnegre, un poblado pesquero con más de 200 años de historia

El origen del problema del poblado lorquino de Puntas de Calnegre se remonta a un deslinde aprobado por orden ministerial en el año 1977, ratificado en 2005. "Los vecinos y el ayuntamiento intentaron recurrirlo sin éxito en varias instancias judiciales, incluyendo el Tribunal Supremo. Además, hace unos meses el Senado rechazó modificar la Ley de Costas.

El presidente de la plataforma de afectados Juan de Dios Martínez ha manifestado a Radio Lorca que una de sus últimas oportunidades sería que la Comunidad Autónoma retomará la declaración de Zona de Interés Cultural, un trámite administrativo que no necesitaría votación.

Las 54 familias afectadas llevan desde 2005 pendientes de que en cualquier momento tengan que desalojar sus viviendas, algo que ocurrió en la localidad vecina de Mazarrón. Comprenden que ya no se puedan construir viviendas a pie de playa, pero su poblado tiene más de 200 años de historia y tampoco entienden que ellos tengan que asumir el coste de la demolición que ronda casi los 70.000 euros.