Un informe revela que "son menos las chicas gitanas que llegan a la educación académica, pero tienen una mayor tasa de éxito"

Aunque más de la mitad de los jóvenes de etnia gitana del municipio de Murcia no estudian ni trabajan, el acceso a la educación secundaria y la finalización de ese nivel de estudios ha ido en aumento y ha crecido notablemente el interés entre las chicas gitanas por tener una formación académica adecuada.

Así se desprende de un estudio sobre la situación social de la población gitana en el municipio de Murcia elaborado por la Fundación Secretariado Gitano en colaboración con el Ayuntamiento que se ha presentado este lunes en el marco de la celebración del Día Internacional del Pueblo Gitano.

La directora territorial de la fundación en Murcia, Sara Cortés, ha explicado a los medios de comunicación que, aunque todavía hay “muchísimas brechas” que romper en materia de educación, sí se ha constatado una importante mejora en el número de estudiantes de etnia gitana que acceden a la educación secundaria.

Los chicos inician ese nivel educativo con más frecuencia que las chicas, sin embargo, son ellas las que con mayor frecuencia logran completarlo y consiguen “un avance exponencial en su desarrollo educativo”, llegando incluso a niveles formativos superiores, ha indicado.

Uno de esos casos de éxito es el de Araceli Santiago, que está cursando el tercer curso del grado de Derecho y que es una de las protagonistas de la campaña que hoy se pone en marcha bajo el lema “Depende de ella y de ti” para concienciar de la importancia de creer en uno mismo para lograr los objetivos.

En declaraciones a los periodistas, la joven ha hecho un llamamiento a la juventud gitana a estudiar y formarse porque “todo es posible con esfuerzo y perseverancia”, por lo que les ha animado a no hacer caso de los prejuicios o la discriminación que puedan sufrir.

Ella misma, ha contado, se sintió en cierto modo discriminada durante su etapa en el instituto, y ha explicado que muchos compañeros bromeaban instándola a “trabajar en el mercadillo” en lugar de continuar estudiando.

Ya en la universidad, señala, no ha sufrido esas situaciones, y sus propios amigos de etnia gitana se muestran “muy asombrados” cuando conocen su historia, por lo que les ha animado a seguir sus pasos, como hacen a través de la campaña otras mujeres y hombres de la comunidad gitana que han sido referentes en el municipio por motivos similares.

Pese a estos avances, el estudio recoge todavía una importante brecha educativa: el 55,8 por ciento de las personas gitanas entre 16 y 34 años no se encuentran ni estudiando ni trabajando, un porcentaje que baja al 16,9 entre los jóvenes españoles no gitanos, y al 36,3 entre las personas extranjeras.

Además, casi un 30 por ciento de los menores gitanos no realiza sus actividades de clase por

problemas, generalmente, relacionados con el equipamiento o los materiales escolares y porque muchas de sus familias le dan un escaso valor al papel de la educación en el futuro de sus hijos.

Otras claves que llevan al fracaso y abandono escolar temprano son, según el informe, los matrimonios a muy temprana edad, la necesidad de apoyar en la economía familiar y la crianza de hermanos menores, causas que afectan todas ellas en mayor medida a las mujeres.

No obstante, el estudio insiste en que se ha constatado una “evolución positiva” en cuanto a la integración de los menores en el sistema educativo, en buena medida motivado por el trabajo desde los servicios sociales municipales y los centros educativos.

En cualquier caso, esta falta de formación, advierte el estudio, “estaría bloqueando su capacidad de acceso a mejores condiciones de vida y agravando su exclusión”, ya que incide, por ejemplo, directamente en el empleo, que en el caso de la población gitana presenta una elevada temporalidad y, en muchos casos, los trabajos están ligados a actividades familiares o se manejan en la economía sumergida.

De hecho, el estudio refleja que solo un 7,3 por ciento de la población gitana del municipio de Murcia está en una situación de “integración plena”, frente al 46,7 por ciento de la población no gitana, al tiempo que otro 13,6 por ciento está en situación de “integración precaria” (35,3 por ciento de la población no gitana”).

Todavía hay un 15,5 por ciento de la población gitana murciana en situación de “exclusión moderada”, y un amplio 63,6 por ciento está en “exclusión severa”.

Esta última cifra ha empeorado con respecto a hace una década, cuando se consideraba en exclusión severa al 54,4 por ciento de la población gitana, sin embargo, ha aumentado el porcentaje de personas en “integración plena” (eran el 5,8 por ciento en 2013).

Otro de los factores de exclusión que señala el estudio es el residencial, ya que solo un 22,5 por ciento de las personas que participaron en encuestas y entrevistas grupales para este estudio tenía una vivienda en propiedad, mientras que casi el mismo porcentaje (20,5 por ciento) estaba en situación de ocupación.

La gran mayoría, un 41,5 por ciento, reside en una vivienda pública abonando un alquiler social.

El estudio incluye también datos sobre la percepción de la población gitana del municipio en cuanto a la participación, la salud, o la discriminacIón, que dicen haber sentido por motivo de su etnia un 39 por ciento de las personas gitanas.

Por último, se analiza la igualdad de género, un aspecto en el que, según el estudio, no ha habido avances y la mujeres siguen estando claramente discriminadas con respecto a los hombres, careciendo de autonomía y siendo ellas las encargadas de las tareas del hogar y el cuidado de hijos y familiares casi por completo.

De igual modo, la tasa de ocupación de las mujeres gitanas es de solo el 16,8 por ciento, muy por debajo de la de los hombres gitanos, que llega al 44,1 por ciento.

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