Altas temperaturas y humedad: la lucha contra el sudor, en el Laboratorio de López Nicolás

murcia

Las altas temperaturas que registra la Región en estos comienzos de junio, ya propias del verano, nos lleva a hablar en el Laboratorio de José Manuel López Nicolás del sudor y cómo combatir el mal olor que conlleva.

El sudor es un mecanismo de defensa del cuerpo humano que es necesario para regular la temperatura corporal, proteger la piel frente a la sequedad y eliminar toxinas. Más del 90 % del sudor es agua y el 10 % restante está compuesto por sales minerales y materia orgánica. Nada más ser secretado el sudor es un producto inodoro, pero rápidamente es transformado por las bacterias que viven en nuestras axilas en sustancias químicas que da lugar al mal olor.

En el episodio 7 de esta serie hablamos de los cosméticos que hay para combatir el mal olor, ya sea usando desodorantes, antitranspirantes y enmascaradores, aunque nuestro científico y divulgador recomienda el uso de los desodorantes, que son los más efectivos para luchar contra el sudor, ya que combate la población bacteriana que da lugar al mal olor gracias a la acción antimicrobiana de bactericidas como el triclosan o quelatos metálicos; impide que la zona se reseque con la presencia de algún ingrediente en su composición que proteja la pérdida de humedad, como los glicoles, glicerina, polietilenglicol o alcohol esteárico; y a su vez proporciona un buen olor gracias a la presencia de algún agente aromático como el geraniol, citral, linalool o limoneno.

En el caso de los antitranspirantes, su función es reducir la cantidad de sudor secretado mediante el uso, principalmente, de sales de aluminio o de zinc, pero éstas bloquean los poros y la acción del antitranspirante es temporal. En otro caso, el enmascarante, también conocido por Body Espray, camufla el olor mediante la presencia en su composición de un perfume bastante intenso, pero sin llegar a regular ni el sudor ni la población bacteriana.

También hemos hablado de la llamada quimiofobia (el rechazo irracional a los productos químicos), que también afecta a la cosmética, desmontando falsos mitos sobre los parabenos, el aluminio en cosmética o los sulfatos, presentes en los productos cosméticos ya sea como conservantes o como tensioactivos, sulfatos capaces de mezclar agua y aceite y que ayudar a limpiar la grasa del cabello, por ejemplo.

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López Nicolás recomienda un uso responsable de los cosméticos, y da una serie de consejos para ello: leer las instrucciones del producto cosmético y utilizarlo de acuerdo con ellas; utilizar el producto antes de la fecha de duración, y una vez abierto el producto, consumirlo antes del plazo establecido por el PAO (Period After Opening), que se indica con un número seguido de la letra M; recomienda además no comprar productos falsificados o de origen desconocido, y no comprar productos sin etiquetar, de fabricación casera o artesanal, que hayan sorteado los mecanismos de control reglamentarios.