El punto de vista de Pity Alarcón: 'Alcaraz, fuera de lo común'

El domingo fue día de elecciones “raras”, como nos parecen todas las europeas, donde los ciudadanos se muestran menos entusiastas que con otras que sienten más cercanas. Con la necesidad que tenemos de que el Viejo Continente continúe gobernado por gente que crea en la idea con la que fue puesta en marcha la Unión Europea.

Pero el domingo, junto a los datos que facilitaban los medios de comunicación, el espectador también estaba pendiente de un chico de El Palmar, que jugaba la final del torneo más prestigioso de tenis, en tierra batida, el Roland Garros, que soñaba con la gloria de convertirse, con 21 años, en el jugador de tenis más joven en alcanzar la final de tres torneos, en distintas superficies: el Abierto de Estados Unidos, Wimbledon y Roland Garros, y que conseguía el domingo contra el alemán Alexander Zverev, en un largo partido.

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Sí, fue tarde de continuo ir de un canal a otro hasta que Alcaraz nos atrapó hasta el final de ese partido que celebró a lo Nadal--tirándose en el suelo sobre la tierra batida-para irse a la grada después a celebrarlo con su equipo, fundirse en un largo abrazo con sus padres y no perder esa sonrisa que engrandece con sus triunfos.

Carlos Alcaraz solamente tiene 21 años, pero es imposible vaticinar su futuro porque no se atisba el horizonte. Su saber estar en el triunfo, y en las derrotas también, es un ejemplo para los que con su edad quieren conquistar el mundo. Como esos recogepelotas con los que se fotografío, abrazo y gritó, como uno más de ellos. Un gesto que habla de lo grande que es, como persona y como deportista, el jugador de El Palmar.

Gracias por estar ahí.

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Pity Alarcón