El águila de Saxon sigue volando alto medio siglo después

Cartagena

Nacieron en 1976 y desde entonces han mantenido viva la llama de las mejores esencias del rock, sin hacer concesiones a otros estilos, como guardianes de un sonido que atrapa y envuelve, como lo hicieron en la noche del viernes 21 de junio en la tercera jornada del festival Rock Imperium de Cartagena.

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Eran las 22,40 h. de la noche cuando entre llamaradas que llenaban el escenario, asomaban Biff Byford, cantante, y Paul Quinn, guitarrista, dos de los miembros fundadores de Saxon, que se mantienen en la banda, junto al resto de músicos, el guitarrista Doug Scarrat, el bajista Nibbs Carter y el baterista Nigel Glocker, que acreditan ya suficiente tiempo en la formación para considerarse titulares. Eso, además de que su ejecución musical es una garantía de que el legado se mantiene vivo, repasando las canciones de toda una vida, y aportando aún nuevos álbumes a sus seguidores, como “Hell, Fire and Damnation”, publicado este mismo año.

Aunque su actuación tuvo la espectacularidad que en los tiempos actuales acarrean las grandes bandas de rock, con despliegues pirotécnicos, sincronizados juegos de luces, imágenes en las pantallas alusivas a las letras (como unas sobre el asesinato de JFK y otras relativas a sus emblemáticas canciones “Denim and leather” y “Wheels of Steel”), lo cierto es que su música no necesita artificios -aunque se agradecen en nombre de la pomposidad que acompaña al rocanrol, que no solo es música sino actitud- porque es pura esencia: melodías reconocibles, ejecución musical perfecta, todas las piezas (voz, batería, bajo y guitarras) perfectamente encajadas, y ni un solo desvío del camino que vienen recorriendo en estos 48 años de vida. Su música es rock, pesado (heavy, como su nombre indica) y contundente.

Son supervivientes, y bendita la suerte de tenerlos en Cartagena, de la hornada de grupos nacidos a finales de los 70, como Iron Maiden y Deff Lepard. La suya fue una actuación memorable que figurará entre las más brillantes de la historia del festival.

Beast in black

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Llegados desde Finlandia, han arrastrado hasta Cartagena a seguidores procedentes de toda España para disfrutar de sus canciones, pegadizas, comerciales, con un cantante al frente dicharachero y cercano. Su música es muy efectiva, y su puesta en escena se dirige al fenómeno fan tanto como a los rockeros de toda la vida.

Sobre su actuación se podría decir que hubo división de opiniones: un público entregado y fiel, y quienes, analizando la parte musical, les pueden reprochar un excesivo uso de recursos de los que no debería abusar una banda con su cartel (secuencias, coros e instrumentos, como teclados o baterías programadas que sonaban en muchas canciones, y que por más que se buscaba, ¡oh, sorpresa!, no estaban en el escenario).

Este abuso de recursos técnicos como muletillas para sonar bien en directo no es novedad, ni se debe reprochar, porque lo utiliza una mayoría de músicos de todos los estilos, pero todo debe hacerse con medida para no quedar tan al descubierto.

Pese a todo, la mayor parte del público no se detuvo en estas menudencias y disfrutó muchísimo la actuación.

Accept

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Más que aceptable, brillante y entregada, fue la actuación de esta banda alemana, que sin embargo tiene al frente a un músico estadounidense, el vocalista Mark Tornillo. De su formación original, que data de 1976, también sigue en activo el guitarrista Woff Hoffmann. Su trayectoria ha tenido parones de varios años, pero durante esos periodos su público siempre les ha esperado y en Cartagena se pudo comprobar la solidez de su propuesta musical y la veracidad de la manida afirmación -parafraseando a Miguel Rios- de que “los viejos rockeros nunca mueren”. Un concierto que dejó un gran sabor de boca a la concurrencia.

Einar Solberg

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Este artista noruego fue una de las grandes sorpresas de la noche. Con su actuación en el escenario Festivales Región de Murcia, que alberga a bandas prometedoras, confirmó las razones de la expectación que su presencia había suscitado entre quienes buscan algo distinto, una vanguardia capaz de tomar el relevo a los viejos rockeros. Y su propuesta, compendiada en su disco “16” vino acompañada de una sólida puesta en escena, con una banda en la que, junto a la formación básica de guitarra, bajo y batería, había teclados y violines para crear atmósferas psicodélicas y oscuras. Su estilo es el rock progresivo, y por momentos recuerda a The Cure y a otras bandas británicas de los 80, con registros vocales inspirados por Tony Hadley (Spandau Ballet) y Martin Fry (ABC).

Una sorprendente actuación que augura un prometedor futuro.

La última jornada

Este sábado 22 de junio están anunciados en Rock Imperium, entre otros, Warlock, Yngwie Malmsteen, The Darkness y Riot City.