Pedro Guerra, la grandeza de un solo hombre en el escenario

Cartagena

El maravilloso enclave en que se desarrolla este festival, la azotea del Fuerte de Navidad, a escasos metros del Faro del mismo nombre en la bocana del puerto de Cartagena, la cercanía y complicidad que permite el aforo, limitado a doscientas personas, la llegada al lugar en el barco de Puerto de Culturas, y la selección de los artistas, son atractivos imbatibles que hace de este ciclo algo distinto y especial.

Y la actuación de Pedro Guerra, abriendo esta undécima edición (estaba previsto empezar una semana antes con Burning, pro un inoportuno Covid de su cantante Johnny Cifuentes aplazó la cita al sábado 13 de julio) llenó de magia el lugar.

La inspirada y siempre poética presentación de Encarna Zamora, responsable de comunicación de la entidad organizadora, dio paso a una noche en la que un solo hombre llenó el escenario con una grandeza basada en canciones imperecederas, el fruto de toda una vida dedicada al difícil arte de llevar los sentimientos y las vivencias al papel, y de ahí al aire a través de la música.

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A lo largo de noventa minutos, Guerra fue presentando canciones de su último proyecto, “Parceiros”, que lleva a cabo dando forma a tres discos (por ahora solo en plataformas digitales) donde hay colaboraciones con grandes artistas, en la mayoría de los casos con la letra escrita por él mismo, y la música por sus colaboradores.

Arrancó con “La mentira”, compuesta a dúo con Rita Payés, joven compositora, trombonista y cantante de jazz y bossa nova, lo que da muestras de su amplitud de miras. Llegó a continuación “Babel”, canción de hace una década cuya versión discográfica fue producida nada menos que por Carlos Narea, “Raíz” (de la misma etapa), y una bellísima canción, “Loco”, cuya letra es de Pedro Guerra, con música de Enrique Bunbury. Esta canción está basada en la vivencia de Guerra en su juventud, cuando veía deambular por las calles de La Laguna un hombre desaliñado, con la mirada eternamente perdida, y no había conciencia ni apenas sensibilidad sobre las personas con enfermedades mentales.

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En el proyecto “Parceiros” hay también una colaboración con Alice Wonder, como la canción “Acaso”, y con la canaria, de La Palma, Valeria Castro (una de las artistas llamadas a ser grandes en repercusión en los próximos años, que actuó en Cartagena en pasadas ediciones de La Mar de Músicas) hizo “Tierra sagrada”, que en su versión grabada (disponible en todas las plataformas, reiteró) cuenta también con la voz de Muerdo.

Llegó entonces “Siete puertas”, otra gran canción fruto de la sorpresa de Guerra a su llegada a Madrid, donde ya ha vivido más de la mitad de sus años, y deja sus sensaciones al salir de Canarias, en alusión a las siete islas, que ahora son ocho, tras dar a La Graciosa -antes islote- la consideración de isla.

Uno de los momentos más emotivos de la noche fue la interpretación de “Cuando tú no estás”, la canción que supuso la última colaboración de Guerra con el cubano Silvio Rodríguez, el hombre que desde su infancia le inspiró a hacer música.

Después llegó uno de los himnos de su carrera, “Debajo del puente”, con su impresionante estribillo: “Debajo del puente en el rio hay un mundo de gente, abajo en el rio, en el puente…” A partir de ahí siguieron “Niebla”, cuya música es del rockero colombiano Juanes, ”Siempre regreso a ti”, colaboración con Ismael Serrano, o “No me lo quiero perder”, que en el proyecto Parceiros canta con El Kanka y en cuya letra se incluye la expresión “acojonado como un niño”, que él solo no se habría atrevido a decir (así lo confesó entre risas). “Miedo”, “Mujer que no tendré”, “Daniela” (cuya letra encontró inspiración en textos de José Saramago) y “Deseo”, jalonaron el tramo final del concierto.

La apoteosis llegó con “Contamíname”, una composición incluida en el primer álbum de Pedro Guerra, “Golosinas”, lanzamiento de1995, premonitorio de su fructífera carrera. Si bien la versión más conocida es la interpretada por Víctor Manuel y Ana Belén, la cantada por el autor, con el solo acompañamiento de su guitarra, sin más artificio que la calidez de su voz, fue un grandioso epílogo a una gran noche de música. La del triunfo de un hombre solo en el escenario, en su taburete y con su guitarra, para demostrar que la grandeza está en las canciones y que los artificios no son necesarios cuando la conexión va del alma del cantautor a su público, cercano y entregado ante la magia del momento.

El ciclo Las Noches del Fuerte prosigue el viernes 12 de julio con la artista granadina Soleá Morente y culminará un día después con la actuación de los madrileños Burning.