La ciencia de los fuegos artificiales... y de los gatos
La ciencia se manifiesta en nuestras tradiciones y los fuegos artificiales son unos de los más populares y donde más ciencia hay, principalmente química y física
El Laboratorio Lopez Nicolas 2x02 Fuegos artificiales y gatos
Murcia
"Un castillo de fuegos artificiales es como una Tabla Periódica de Elementos Químicos en el cielo". Eso les decía a los alumnos de Química de la UMU un profesor de Química Inorgánica, y razón tiene, pues como nos ha contado el profesor, investigador y divulgador, José Manuel López Nicolás, hemos contabilizado hasta 12 elementos periódicos, solo para empezar.
Por ejemplo, el color rojo que se ve en un castillo se obtiene con cloruro de litio o nitrato de estroncio; el amarillo intenso proviene de sales de sodio; el verde se logra con nitrato de bario; el naranja con cloruro de calcio; el dorado con polvo de hierro o zinc; el blanco con sales de magnesio o aluminio; el violeta es el resultado de combinar nitrato de estroncio (rojo) y cobre (azul); y los destellos blancos y plateados se consiguen usando titanio.
Para generar colores en los fuegos artificiales, la química debe apoyarse en otra disciplina clave: la física. Esto se realiza a través de dos fenómenos: la incandescencia y la luminiscencia
La pólvora esta compuesta por un 75% de nitrato de potasio, un 15% de carbón vegetal y un 10% de azufre. El clorato de potasio funciona como agente oxidante, liberando el oxígeno necesario para que ocurra la combustión. Por otro lado, el carbono y el azufre actúan como agentes reductores, es decir, como combustibles que reaccionan con el oxígeno liberado por el oxidante. Esta interacción genera una gran cantidad de gases calientes que impulsan la explosión.
Los fuegos artificiales no gustan a todo el mundo, en concreto, pueden suponer un foco de sobreexcitación para las mascotas. En este capítulo nos hemos fijado en los gatos, y cómo les afecta los fuegos artificiales, además de conocer por ué son tricolores, o tienen un ojo de cada color, o les cambia el color del pelo en según qué temperaturas. Y justificamos, a través de la ciencia, eso de que los gatos tienen siete vidas.