Sociedad

Theo Croker, la saga de Louis Amstrong continúa

El trompetista estadounidense actuó en el Cartagena Jazz Festival, que el viernes contó con la actuación del portugués Salvador Sobral

El trompetista estadounidense Theo Croker actuó en el Cartagena Jazz Festival. / CARTAGENA JAZZ FESTIVAL

El trompetista estadounidense Theo Croker actuó en el Cartagena Jazz Festival.

Cartagena

La 43ª edición del Cartagena Jazz Festival arrancó en el escenario principal (este año el Auditorio El Batel, ya que el Teatro Circo está cerrado para ser reformado) este fin de semana con interesantes propuestas musicales.

En la noche del viernes abrió el ciclo el artista portugués Salvador Sobral. El lisboeta ya ha actuado en anteriores ocasiones en Cartagena, en el Festival La Mar de Músicas, y cuenta aquí con seguidores que acuden de forma recurrente a sus conciertos, con la garantía de que son un bálsamo para el alma. Se dio a conocer a nivel popular en 2017 ganando el festival de Eurovisión con una canción sobria, desnuda en su interpretación, la afamada “Amar pelos dois”, composición de su hermana Luisa.

Ahora llegó a Cartagena para presentar su último álbum, “Timbre”, que es precisamente lo que le hace peculiar, el timbre de su voz. Tuvo un guiño para Cartagena interpretando “Exoplaneta”, canción de Arde Bogotá convertida en un himno oficioso de nuestra ciudad.

Theo Croker

El trompetista norteamericano, nacido en Florida hace 39 años, es un joven músico inspirado por Louis Amstrong, la leyenda de la trompeta que pasó a la posteridad por la maravillosa “What a wonderful world”, entre otras piezas. De hecho, el abuelo de Croker, Doc Cheatham, está considerado uno de los más aventajados alumnos de Amstrong.

Su concierto, de más de dos horas de duración, enmudeció a un auditorio repleto, que escuchó con respeto y veneración la interpretación de una brillante banda integrada por el propio Croker, más piano, contrabajo y batería.

Llamó la atención como Croker, de la más reciente generación de músicos de jazz, no esconde el uso de secuencias y músicas pregrabadas en sus conciertos. Incluso la voz que cantaba sus canciones (en ocasiones femenina y en otras masculina) no estaba sobre el escenario en vivo, sino en las grabaciones que sin disimulo sonaban debajo de la magistral interpretación de los músicos mencionados que, esos sí, tocaban con brillantez todo el repertorio. Es llamativo este recurso, nada habitual en el jazz, que cabe entender en esta nueva era de la música, en la que celebridades que llenan estadios no llevan ni un solo músico en escena, se acompañan solo por cuerpos de baile y, si los llevaran, se tiene asumido que gran parte de lo que suena está pregrabado, por debajo de lo que suena en directo.

Theo Croker, en el Cartagena Jazz Festival.

Theo Croker, en el Cartagena Jazz Festival. / CARTAGENA JAZZ FESTIVAL

Theo Croker, en el Cartagena Jazz Festival.

Theo Croker, en el Cartagena Jazz Festival. / CARTAGENA JAZZ FESTIVAL

No es reprochable este recurso, ya que está normalizado en la música en directo actual (incluso, con más disimulo, en estilos como el rock más clásico) pero no es tan común en el jazz, que es un estilo más visceral, donde cada nota es consecuencia de un sentimiento cuasi improvisado y dictado desde el corazón en el momento de la interpretación.

De fondo, en la pantalla tras el escenario, la imagen de Croker rodeada de piezas geométricas de mil colores que se movían de forma caleidoscópica, creando una sensación lisérgica en el espectador.

El trompetista Theo Croker en el Cartagena Jazz Festival.

El trompetista Theo Croker en el Cartagena Jazz Festival. / CARTAGENA JAZZ FESTIVAL

El trompetista Theo Croker en el Cartagena Jazz Festival.

El trompetista Theo Croker en el Cartagena Jazz Festival. / CARTAGENA JAZZ FESTIVAL

De este modo, Theo Croker consiguió crear unas atmósferas casi psicodélicas en sus canciones, con bases de música electrónica y una modernidad en los arreglos que a buen seguro -esa puede ser su virtud- le abrirán las puertas de una generación de jóvenes aficionados que de otro modo no habrían llegado al jazz. Esta situación puede ser comparable a la de los puristas del flamenco, que no habrían permitido las fusiones que en su día arriesgaron Camarón, los Habichuelas (los jóvenes Antonio y José Miguel, que luego formaron Ketama) y otros visionarios. Pero la vida continúa y el jazz necesita abrir nuevos caminos como hace Croker, que transita sin complejos desde el jazz más tradicional al swing o el groove (o sea, la sensación rítmica que sustenta la canción) eléctrico.

Suspendido el concierto al aire libre del domingo

La organización del festival publicó en sus redes sociales que “cancelamos el concierto de Gilipojazz, de este domingo, por la alerta naranja.

La devolución del dinero se realizará de manera automática si se compró por la web. Quienes compraron en taquilla deben acercarse a ella”.

De igual modo, informaron del mantenimiento del concierto de Yerai Cortés (El Batel, hoy domingo a las 19,00 h.) tal y como estaba previsto.

 
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