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Opinión

En el nombre de hoy, con José Miguel Rojo: 'La quimera centrista'

Columna de opinión del politólogo y profesor de Ciencia Política y Opinión Pública de la UMU para el programa Hoy por hoy Murcia

En el nombre de hoy, con José Miguel Rojo: 'La quimera centrista'

Murcia

En el nombre de hoy, lunes 16 de diciembre, viajamos a Francia.

La crisis política que vive este país nos invita a reflexionar sobre la viabilidad de los proyectos centristas en todo el mundo.

El presidente Macron, que creó una plataforma personalista a su imagen y semejanza para superar las clásicas divisiones ideológicas en el país galo, se encuentra hoy en medio de un sándwich de polarización.

La exitosa moción de censura contra su primer ministro, Michel Barnier, y la alternativa presentada, el histórico líder centrista François Byrou, ponen de manifiesto que el macronismo está llegando a su final. Ni siquiera está claro si el presidente podrá resistir hasta 2027.

El desgaste de Macron, el último gran centrista de Europa, parece el epílogo de una larga historia. La caída de Ciudadanos en España, precedida por le histórico desastre de la UCD, el CDS o UPYD, o la traumática salida de los liberales del gobierno de Alemania corroboran las dificultades que tienen los partidos moderados para sobrevivir, sobre todo cuando se ven excesivamente atraídos por una de las dos grandes ideologías y pierden su función de bisagra. La única excepción parece ser Reino Unido donde, gracias al espejismo provocado por el desastre tory, los liberaldemocrátas superaran los 70 escaños en la Cámara de los Comunes.

Pero, ¿por qué siempre fracasa el centro? ¿Existe realmente una ideología de centro? Cabría suponer que más bien el centro es un espacio de indefinición, un no-lugar desde el que se arman discursos excesivamente imprecisos que pueden tener utilidad táctica en el corto plazo, pero pronto tienen la tentación de sumergirse en la dinámica bipolar y pierden su sentido fundacional. O, por el contrario, la excesiva indefinición o sus movimientos pendulares les restan credibilidad. Porque es fácil confundir a los partidos centristas con una suerte de propuesta indefinida que con desdén evita posicionarse. Y ya sabemos lo que dice el Apocalipsis de los tibios.

El centro es una quimera. Los proyectos centristas son bien recibidos cuando nacen, pero pronto son juzgados con dureza. En tiempos de polarización y bibloquismo, el centro no tiene quien le vote. Porque el gris no combina con todo.

José Miguel Rojo