Paco Ureña y Emilio de Justo, a hombros tras una gran tarde de toros en Lorca

Ayuntamiento de Lorca

Murcia
El rejoneador Diego Ventura abría el cartel del Sábado de Gloria y dio una lección magistral de toreo a caballo
El coso de Sutullena de Lorca abría sus puertas por tercera vez tras su rehabilitación integral, con gestión del propio Ayuntamiento, y volvía a llenar sus tendidos de un público con ganas de disfrutar. El fuerte viento fue protagonista durante toda la tarde, obligando a los espadas a realizar sus faenas en el tercio, al abrigo de las tablas.
Salieron a hombros los matadores de toros Paco Ureña y Emilio de Justo, que entró en el cartel en sustitución del convaleciente José María Manzanares, al cortar tres orejas cada uno, de un encierro de la ganadería de Victoriano del Rio (con la excepción del sexto, del hierro de Toros de Cortés), de buen juego en general.
El encargado de abrir plaza fue el rejoneador Diego Ventura, primera figura del escalafón en su categoría, que no pudo sacar todo el partido deseado a sus oponentes, de la ganadería de San Pelayo, de Pedro Gutiérrez Moya “Niño de la Capea”, que estuvo presente en el festejo.
Diego Ventura
Abrió plaza Diego Ventura, para lidiar a Volandero, un ejemplar de San Pelayo muy parado y de sosa embestida al que el caballero pudo torear con mucho temple, arrancando con gran esfuerzo y sabiduría todo lo que pudo sacar del animal. Fue un oponente noble, pero que no trasmitió demasiada vibración a los tendidos. Tras demorarse con los aceros, saludó desde el tercio.
El que hacía cuarto, segundo del lote de Ventura, permitió mayor lucimiento, transmitiendo mucha más emoción a los tendidos. El manejo del rejón de muerte le privó de un triunfo de mucha mayor envergadura. Cortó una oreja de mucho peso.

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Durante su actuación en Lorca lució su espectacular cuadra (que fue presentada por la mañana al publico en un didáctico acto de los que hacen afición) con monturas como Nómada, Quitasueños, Querido, Fabuloso, Lio y Marinho.
Paco Ureña
El ídolo local, vestido de rosa y oro en esta ocasión, ha hecho el paseíllo en todos los festejos programados en el coso de Sutullena desde su reinauguración (y está anunciado también el 21 de septiembre, en la feria de la localidad) y sus actuaciones se cuentan por triunfos.
El primero de su lote, Distante, del hierro de Victoriano del Rio, tenía tanta clase como escasa fuerza. Pese a todo y con buen criterio pese a algunas protestas, la presidencia optó por mantenerlo en el ruedo al intuir la nobleza del animal. Se confirmaron las buenas
sensaciones con el excelso toreo de Ureña al natural, con tres series de gran exposición, desafiando a la fuerza del viento que le dejaba al descubierto, pero manteniendo alta la apuesta que a la postre le abrió la puerta grande al cortar dos orejas. En el tramo final de la faena probó el pitón derecho, el menos claro del animal, barriendo la arena, para volver a la mano izquierda y rubricar el trasteo con una serie al natural mirando al tendido, evocando el toreo de su gran inspirador, Pepín Jiménez, que perfumaba el aire de Sutullena con su toreo. Mató de estocada certera.
El segundo del lote de Ureña, que hacía quinto de la tarde, no mostro codicia en el saludo capotero, pero tras un puyazo, permitió al diestro de La Escucha sacarse la espina de no haber podido aún dar muestras de su gran clase en el toreo a la verónica, en un quite muy vistoso.

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Tras un tercio de banderillas desigual (gran par el primero, y el resto, aseado), Ureña brindó al público y empezó la faena con probaturas por bajo, para confirmar la sensación de que este toro encerraba mejor transmisión. A los sones del pasodoble Nerva, fuimos testigos de bellos muletazos por ambos pitones, especialmente una serie con la mano izquierda, barriendo la arena mientras sonaba el solo de trompeta de esta emocionante pieza de música taurina. Cobró una estocada casi entera, pero la demora del subalterno con la puntilla enfrió los ánimos del público y solo paseó una muy meritoria oreja.
Emilio de Justo
El diestro extremeño, que vestía un terno azul eléctrico y oro, que actuó en Lorca por lesión de su compañero José María Manzanares, dio muestras de que se encuentra en un grandísimo momento y de que merecía sobradamente haber figurado en el cartel desde primera hora.
Recibió a Escudero, el primero de su lote, de la ganadería de Victoriano del Rio, con largos capotazos, levemente genuflexo para enseñar al animal a trazar su embestida. Con solo un puyazo se dio paso al tercio de banderillas. Brindó De Justo a su compañero Paco Ureña la muerte del astado, protagonizando una faena muy acoplada y templada, con series de gran categoría por ambos pitones e incluso, al final, cuando la embestida del encastado animal ya se rendía al poderío de su muleta, gotas de ese toreo desmayado que no está al alcance de cualquiera. Aún hubo más: el pase de las flores, bernadinas muy ajustadas, el de pecho y el de la firma.
El toro rodó tras un estoconazo hasta la bola, precedido de un pinchazo hondo y aviso.
Cortó un apéndice, un trofeo que se antoja corto por la categoría de su faena.
El que cerraba plaza, de la ganadería de Toros de Cortés y de nombre Barbuquejo, le permitió pasear dos orejas tras una faena de gran nivel. El mejor toreo de capa de la tarde, con un saludo donde se engarzaban verónica, chicuelina y larga, fueron la declaración de intenciones para luego gallear al paso, con vistosas chicuelinas, hacia el caballo del picador. Tras un puyazo trasero y un deslucido tercio de banderillas, por lo dificultoso que se puso el animal, brindó Emilio de Justo al público, iniciando la faena con vistosos doblones. Fue el preámbulo de un trasteo emocionante y poderoso, ante un encastado animal que obligaba a estar siempre alerta y a no dudarle, con la permanente sensación de que flaquear el ánimo ante este ejemplar se podía pagar caro. Como caro fue el toreo que nos dejó Emilio de Justo, y la espectacular estocada que rubricó su faena. Dos orejas fue la recompensa al brillo de un toreo grande.

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Y de este modo concluyó este festejo, cuyos espectadores vieron salir bajo el dintel de la puerta grande de Sutullena a Paco Ureña y a Emilio de Justo, grandes protagonistas de una de esas tardes que hacen afición.
Presidió la corrida Juan Coronel, con la asesoría del matador de toros lorquino Pepín Jiménez.
Amenizó el festejo la Asociación Banda de Música de Lorca bajo la dirección de Antonio Meca.




