Decenas de chiringuitos y negocios náuticos siguen sin licencia en Cartagena y San Javier

Cartagena

A estas alturas del año, con la temporada turística ya en marcha, la imagen en muchas playas de Cartagena y San Javier es desoladora: chiringuitos cerrados, actividades náuticas paralizadas y empresarios desesperados. Lo que debía ser una renovación rutinaria de licencias cada cuatro años se ha convertido en un bloqueo administrativo que amenaza con arruinar el verano a decenas de negocios del litoral.

Según Hostecar, apenas un 15 % de los chiringuitos ha logrado abrir. Desde la Estación Náutica aseguran que "sólo hay dos en funcionamiento". En el caso de las actividades náuticas, la situación es aún más grave: las licencias ni siquiera han salido, y no hay fecha prevista para su publicación. “Hemos perdido la temporada”, lamenta Dioni García, gerente de la Estación Náutica, quien asegura que esta situación es única en todo el Mediterráneo.

El origen del problema está en la renovación de las concesiones, que se realiza cada cuatro años. Este proceso ha derivado en un enfrentamiento entre los ayuntamientos implicados y la Demarcación de Costas, dejando en el limbo a decenas de empresarios. Muchos de ellos deberían haber comenzado a operar el 1 de marzo, pero la falta de resolución ha llevado a algunos a renunciar directamente a abrir este año.

En Cartagena, el Ayuntamiento lanzó en febrero la licitación para 33 chiringuitos, una decena menos que en el anterior ciclo. Sin embargo, seis de esas licencias quedaron desiertas, y muchas otras están pendientes de documentación o revisión administrativa.

La Concejalía de Litoral prometió tener todo adjudicado antes de Semana Santa, pero la realidad es que, en junio, la mayoría sigue sin poder abrir.

Los requisitos para optar a una concesión se han endurecido: solo se permite una oferta por licitador, se exige documentación exhaustiva y se penaliza cualquier incumplimiento. Aunque el objetivo era mejorar la calidad del servicio y evitar abusos, el resultado ha sido una parálisis total a punto de empezar el verano. Una situación que, dice Dioni, "echa a perder la temporada".

Asegura el gerente de la Estación Náutica que reciben entre 15 y 20 llamadas diarias de empresarios que preguntan cuándo podrán abrir. Pero no hay respuesta. La falta de coordinación entre administraciones y la lentitud de los trámites han dejado a todo un sector en la incertidumbre, con pérdidas económicas que ya se cuentan por miles de euros.

Mientras tanto, turistas y vecinos se encuentran con playas sin servicios, sin hamacas, sin actividades y sin los tradicionales chiringuitos que dan vida al verano.