La grúa que se negó a desaparecer en Cartagena

Cartagena

Uno de los pocos vestigios del patrimonio industrial que aún se conservan en Cartagena es la grúa Sansón, una estructura imponente que llegó a la ciudad en 1930 y que ahora protagoniza un libro que repasa su historia, sus particularidades y las anécdotas que la rodean, firmado por José Ibarra, José Manuel Chacón y Diego Quevedo.

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Entre ellas, destaca la presencia durante años de Dalila, una perra que vivía a los pies de la grúa y que se convirtió en su fiel guardiana. Pero si hay una figura clave en esta historia es la de Mariano, el gruista que la operó durante más de 25 años. Su testimonio, recogido en el libro, revela que Sansón fue mucho más que una herramienta de trabajo. Así lo recuerda José Ibarra, quien rememora la entrevista en la que Mariano relató con emoción el momento en que tuvo que llevar a Sansón al desguace.

¿Cómo llegó esta grúa a Cartagena? El historiador Diego Quevedo cuenta que Sansón fue una de las dos únicas grúas de su tipo en España. Su hermana, ubicada en Ferrol, fue desguazada, pero la de Cartagena logró sobrevivir gracias a una intervención de Iván Negueruela, exdirector del ARQVA. En 1993, cuando se decidió cesar su actividad, su destino parecía sellado. Sin embargo, Negueruela, entonces director del Museo de Arqueología Naval, que pasaba a diario por el Espalmador, decidió intervenir para salvarla. Así lo cuenta José Manuel Chacón, otro de los autores del libro.

Sansón participó en trabajos clave como la colocación de los cañones Vickers o los bloques del muelle de la Curra y de Navidad.

Su historia, hasta ahora no contada, se recoge por primera vez en una publicación original y única, que será presentada este martes a las 19:00 horas en el Palacio Pedreño.