Cáritas alerta del enquistamiento de la pobreza en la Región de Murcia: “Más de 83.000 personas necesitaron ayuda en 2024”

Murcia

La pobreza en la Región de Murcia no remite. Así lo refleja la memoria anual de Cáritas correspondiente a 2024, que revela que más de 83.300 personas fueron atendidas por la organización durante el pasado año, una cifra que se mantiene estable respecto a ejercicios anteriores y que supera los niveles prepandemia. “Nos entristece no haber podido bajar de los 80.000 atendidos desde 2019”, lamenta María Hernández Ortiz, responsable de Relaciones Institucionales de Cáritas, en una entrevista en Hora 14.

La organización advierte de que la pobreza se ha vuelto estructural y crónica, afectando especialmente a hogares con menores. El 51% de las familias atendidas tienen hijos, y el 37% son monoparentales. “La infancia está siendo golpeada de lleno por esta situación”, subraya Hernández, quien también alerta del auge de los llamados “trabajadores pobres”: personas con empleo que, aun así, no logran cubrir sus necesidades básicas.

Entre los factores que agravan esta situación, Cáritas señala el encarecimiento de la vivienda y el aumento del coste de vida. “Hay familias que comparten piso con otras en condiciones de hacinamiento, o que deben renunciar a otros gastos esenciales para poder pagar el alquiler”, explica Hernández.

A pesar de los datos macroeconómicos positivos, como la reducción del paro o el aumento de la afiliación a la Seguridad Social, la tasa de pobreza y exclusión social en la Región ha vuelto a subir, situándose en el 32,4%. “Los avances no se reflejan en el día a día de muchas familias”, denuncia la portavoz de Cáritas.

La organización también pone el foco en la transmisión intergeneracional de la pobreza. “Ocho de cada diez adultos que fueron pobres en su infancia ven cómo sus hijos repiten ese patrón”, advierte Hernández. Para romper esta cadena, Cáritas ha atendido a más de 1.300 menores en 2024 con programas educativos, de ocio saludable y acompañamiento familiar.

Con una red de más de 2.500 voluntarios y el apoyo de cerca de 12.000 donantes particulares y 300 empresas, Cáritas insiste en que su labor es complementaria a la de las administraciones públicas. “Reivindicamos una estrategia conjunta contra la pobreza y la exclusión social que implique a todos: instituciones, empresas y ciudadanía”, concluye Hernández. “Mientras haya personas, hay esperanza”.