El punto de vista de Pity Alarcón: 'el diálogo'

Murcia

Pues ya estoy aquí. En el mes de julio me fui, para dejarles descansar por un tiempo. Han pasado dos meses y medio y parece que fue ayer.

Porque continúan las mismas cosas que ocurrían entonces. Putin permanece haciendo de las suyas en Ucrania—y amenazando al resto de occidente--. Netanyahu prolonga sus delirios en la Franja de Gaza.

En el tema de los conflictos armados—de otras cosas ni hablamos-- Trump perdura en su actitud de “dejar hacer, dejar pasar” –olvidando las promesas que hizo de terminar con los enfrentamientos en un “pis pas”--, mientras Europa no sale de su ensimismamiento desde que Trump dejase meridianamente claro que olvido por completo la alianza que su país ha mantenido con el viejo continente desde la finalización de la II Guerra Mundial y comenzase a coquetear, de manera incalificable, con el otro iluminado que sueña con volver a la “gran Rusia”: todo parece seguir igual que hace dos meses, pero empeorado.

Y todas estas cosas, que nos parecen tan lejanas, tan ajenas a nosotros, están a las puertas de nuestra casa y nos conciernen. Aunque queremos cerrar los ojos y los oídos.

Porque mientras que esto está ocurriendo. Mientras que el peligro de un conflicto nos acecha, nuestros políticos parecen ensimismados en sus cuitas, en su falta de respeto, en su carencia de buen gusto al arremeter unos contra otros, acusándose mutuamente de provocar crispación y ese término tan de moda, la polarización, que no es otra cosa que un proceso de división o concentración en dos posiciones u opiniones opuestas, que no quieren ver más allá de sus narices.

Pero que bien viene a algunos. Ahora, en las comunidades autónomas, no se habla de lo que no se hace dentro, se pregona lo que, al parecer, no nos viene de fuera.

Gracias por escucharnos.