Cesi Pastor, la costurera que enseña puntadas y paciencia en Lo Campano y sueña con coser para Caprile
"Me voy a morir con el sentimiento de que esto se termina conmigo”, la costurera nos abre la puerta de su casa

Cesi Pastor, la costurera que enseña puntadas y paciencia en Lo Campano y sueña con coser para Caprile / SER

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“En sastrería de hombre, las que cosíamos éramos las mujeres.”: Entrevista en Hoy por hoy
Cartagena
Desde su casa taller, Cesi Pastor abre la puerta a una vida de costura que empezó con 12 años. Diploma de 1977 a la vista, una Sigma de pedales y cuatro máquinas, tres de coser y una remalladora, sostienen un oficio que, exige aprendizaje, paciencia y arte. Lleva 30 años enseñando a mujeres en Lo Campano y lamenta la falta de relevo generacional. “La costura no es coser y cantar; hay que saber muchas cosas”. “Primero cosí de sastre en una sastrería y después me saqué el título de modista”.

Cesi Pastor, la costurera que enseña puntadas y paciencia en Lo Campano y sueña con coser para Caprile / SER

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Con los años, la mesa de trabajo cambió tanto como el sector. “Ha cambiado mucho, no tiene nada que ver con lo de antes”, señala. Su primera máquina fue “una Sigma de pedales, la que tenía mi madre en casa”, y hoy trabaja con “tres máquinas de coser y una remalladora”. Sobre la calidad de las prendas, es tajante: “Se nota muchísimo cuando algo está mal rematado; no es lo mismo que una persona que lo remata todo a mano”.
"La costura tiene muchísimos trucos y muchas cosas que aprender. Eso de ‘coser y cantar’ no es verdad”. Se define inquieta y perfeccionista: “No me encasillo en una cosa sola. Quiero aprender más y hago muchísimas cosas. Estoy acostada y pienso: ‘Esto, ¿Cómo lo haría?’”.

Cesi Pastor, la costurera que enseña puntadas y paciencia en Lo Campano y sueña con coser para Caprile / SER

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La jornada le pasa volando. “Todo el día. Teniendo la comida hecha y la casa limpia, me siento y se me pasan las horas. No me aburro nada; cuanto más hago, más quiero”. Entre sus trabajos, “vestidos de madrina, abrigos, chaquetas” y el traje de comunión de su hijo. Recuerda incluso que alguna clienta “volvió diciendo que le habían preguntado si el vestido era de diseñador; mientras me hace publicidad, no está mal”, bromea.
Desde hace tres décadas imparte talleres en Lo Campano. “Llevo treinta años en Lo Campano. Hemos hecho de todo. En Navidad ponemos un puesto con lo que hacen ellas y lo vendemos. Yo allí soy feliz; estoy con mis mujeres, ellas me quieren, yo las quiero, y no hay ningún problema”. Aun así, no ve relevo, “no conozco gente joven que se dedique a ser modista o sastra; cerca de mí, no hay”.

Cesi Pastor, la costurera que enseña puntadas y paciencia en Lo Campano y sueña con coser para Caprile / SER

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También reivindica la autoría femenina en la sastrería tradicional. “Aunque era sastrería de hombre, ¿Quién cosía? Las mujeres. Los hombres estaban en la tienda, probando y vendiendo; las que cosíamos éramos nosotras”.
“A mis alumnas les hago desmontar; las cosas hay que hacerlas bien, si no, no se hacen”. En casa, intenta transmitir lo básico: “Mi hija mayor sabe cogerse un bajo, pero le queda mucho por aprender. Yo siempre digo que se empieza por algo, aunque esté mal, y se quita cuarenta veces”.

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Sobre el presente del oficio, lanza una advertencia, “es una pena que la gente no lo valore. Me voy a morir con el sentimiento de que esto se termina conmigo”. Y, aun así, insiste en su efecto terapéutico: “Es tan bonito coser… es creativo y te relaja. Me relaja un montón y soy feliz”.
Cesi llegó a ser finalista en el casting de “Maestros de la Costura”. “Yo me pellizcaba; decía: ‘Estoy aquí’. Me seleccionaron, pero al final por la edad no me cogieron. Ese programa necesita gente joven, que dé espectáculo”. Pese a ello, guarda la experiencia como un tesoro: “Fue una experiencia muy bonita. Me sentí estrella e importante. No se me olvidará en la vida”.

Cesi Pastor, la costurera que enseña puntadas y paciencia en Lo Campano y sueña con coser para Caprile / SER

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Si cita un sueño, menciona a Caprile: “Solo con estar a su lado y verlo coser… A mí también me cunde; yo te hago un vestido en un día”. “Me hubiese gustado estudiar una carrera, como mis hijas, pero estoy muy orgullosa de ellas y ellas de mí. Estoy muy llena”.




