"Ya nos llenaremos la bañera otro día": Los vecinos tiran de humor en las colas de agua potable en Los Alcázares

Cartagena

Los vecinos de Los Alcázares afrontan el tercer día sin agua potable con resignación, paciencia y sentido del humor. En los puntos de distribución habilitados por el Ayuntamiento se suceden las colas desde primera hora para llenar garrafas y bidones. “Esto ha sido un desastre, pero intentamos que a nadie le falte”, explican los operarios.

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Las cubas, único suministro de agua segura

Son las nueve de la mañana en la puerta del Ayuntamiento de Los Alcázares, uno de los puntos donde se reparten cubas de agua para consumo humano. A esa hora, las colas son ya largas. Vecinos de todas las edades se acercan con garrafas, bidones y carros de la compra.

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“Esto ha sido un desastre, se ha contaminado el agua y tenemos que dotar de agua potable a la población”, explica uno de los trabajadores municipales que coordina el reparto. “Vamos por turnos, echando muchas horas, pero intentando que a nadie le falte”.

A su lado, Víctor detalla la magnitud del operativo: “Cada camión lleva unos 15.000 litros de agua y se agotan en un solo día”. Los horarios son de nueve de la mañana a nueve de la noche, sin interrupción. “La orden es clara, no se puede distribuir agua del grifo hasta que sea totalmente potable”, añade.

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Resignación y adaptación vecinal

Vecinos como Antonio, que vive con su familia de cinco personas y dos nietos pequeños, asegura que lo llevan “como pueden”. “Para lavarse la boca y fregar los cacharros es lo que más se echa en falta”, comenta.

Francisco, otro vecino, reconoce que lo más duro es la incertidumbre, “lo peor es que no nos digan qué tiene el agua. Cuando vuelva el suministro, habrá que limpiar las tuberías, tirar el agua acumulada y volver a empezar”.

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Pese a todo, intenta quitarle dramatismo: “Lavarse con una botella fría por la mañana no es el fin del mundo. Hay cosas peores”. Su esposa está embarazada y tienen una hija de dos años: “Con niños pequeños es lo más complicado, pero la vida sigue”.

La higiene, el mayor problema

Aseguran que lo más difícil no es beber o cocinar, sino mantener la higiene diaria. “Ducharse, lavarse los dientes o limpiar es lo que peor se lleva”, coinciden.

María José, madre de dos adolescentes, resume el sentir general: “Mal, con adolescentes que quieren ducharse todo el día y estar siempre lavándose los dientes, fatal. Pero bueno, poco a poco”.

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Paciencia y humor en la cola

María, vecina del municipio, lo resume con una sonrisa: “Hay que tomárselo con filosofía. La vida sigue, no nos vamos a amargar”.

El cierre temporal de bares y comercios también forma parte de la escena. Un camarero de una cervecería cercana explica que “no hay negocio, pero se lleva con paciencia”. “Esperamos que pronto salga agua potable del grifo”, añade.

Los supermercados, por ahora, están abastecidos. Aunque algunos vecinos reconocen cierta psicosis, el Ayuntamiento y los comercios locales han hecho un llamamiento a la calma: “Ayer vi gente que venía tres veces a por agua, cuenta una vecina. “Pero no hay motivo para el miedo: hay agua suficiente y el Ayuntamiento está respondiendo muy bien”.

Un operativo coordinado y constante

El reparto se mantiene de forma ininterrumpida en varios puntos del municipio, mientras la Mancomunidad de Canales del Taibilla, que realiza análisis continuos del agua. Los vecinos confían en que el suministro se restablezca “en los próximos días”, aunque muchos prevén limpiar sus instalaciones domésticas antes de volver a consumirla.

“Si no confiamos, mal vamos”, resume una vecina. “Esperemos que las obras y las medidas que se han hecho sirvan para que no tengamos que pasar por esto cada vez que llueve”.