¿Anoxia o hipoxia?: Guerra de trincheras científicas con una única víctima real, el Mar Menor

MURCIA

¿Anoxia o hipoxia? A eso parece haberse quedado reducido el debate científico sobre la situación del Mar Menor tras la dana Alice. Una guerra científica entre el Estado -a través del IEO- y la CARM-a través del IMIDA- sobre la afección que ha tenido en el Mar Menor la entrada de agua dulce y sedimentos.

Nueve años después del primer colapso ecológico del Mar Menor, seguimos sin soluciones claras. Lo que comenzó como una crisis ambiental se ha convertido en una guerra de cifras, interpretaciones y egos. La DANA ‘Alice’ ha sido la última prueba de fuego, y en lugar de unidad, ha desatado una batalla entre científicos de organismos públicos, autonómicos y estatales, que discrepan sobre si hay anoxia, hipoxia o simplemente riesgo.

En 2024, los gobiernos regional y central prometieron coordinación. Paseos junto a la laguna, comisiones interadministrativas y comités científicos parecían marcar un nuevo rumbo. Pero meses después, todo eso se tambalea. Mientras el Instituto Español de Oceanografía alerta de una situación crítica, con oxígeno por debajo de los 2 mg/l y una nueva ‘sopa verde’, el Gobierno regional lo niega y presenta otros datos. ¿A quién debemos creer los ciudadanos?

Esta confusión no solo erosiona la confianza pública, sino que retrasa decisiones urgentes. Porque mientras los informes se cruzan y los políticos se acusan, la laguna sigue degradándose. El Mar Menor no necesita más debates estériles ni guerras de trincheras científicas. Necesita acción, consenso y, sobre todo, responsabilidad. Porque en esta batalla de versiones, la única víctima real sigue siendo el Mar Menor.