'Desde mi claro del bosque', con Rosa Peñalver: ¿La mejor tierra del mundo?
Columna de opinión de la ex presidenta de la Asamblea Regional para Hoy por hoy Murcia

Desde mi claro del bosque: ¿La mejor tierra del mundo?
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Murcia
El 24 de octubre de 1975, el 90% de las mujeres islandesas decidió parar. No fueron a trabajar, no cocinaron, no cuidaron de nadie más que de sí mismas. Aquel 'Día Libre de la Mujer' paralizó Islandia y sacudió los cimientos de una sociedad que, hasta entonces, invisibilizaba el papel de las mujeres en la economía y la vida pública. Fue una huelga sin precedentes, organizada con inteligencia para evitar represalias, y con un impacto tan profundo que un año después se aprobó una ley de igualdad salarial. En 1980, Islandia eligió a la primera mujer presidenta del mundo: Vigdís Finnbogadóttir.
Este 2025, medio siglo después, Islandia ha conmemorado aquella jornada histórica con actos multitudinarios, documentales y una reflexión colectiva sobre lo conseguido. La huelga de 1975 no solo transformó el país, sino que lo convirtió en un referente mundial en políticas de igualdad. Hoy, Islandia lidera el Índice Global de Brecha de Género por decimoquinto año consecutivo, con avances como la igualdad salarial por ley, licencias parentales equitativas y una representación política femenina cercana al 50%.
Sin embargo, la igualdad legal no lo es todo. Islandia también enfrenta la llamada 'paradoja nórdica': a pesar de sus avances, las cifras de violencia de género siguen siendo alarmantes. Un reciente estudio reveló que el 40% de las mujeres ha sufrido violencia sexual o física. Este dato ha reactivado el movimiento feminista en el país, recordando que la igualdad real no se mide solo en leyes, sino en vidas vividas sin miedo.
En su columna de opinión en Hoy por hoy Murcia, Rosa Peñalver ha conectado esta efeméride con una pregunta incómoda pero necesaria: ¿por qué decimos que la Región de Murcia es la mejor tierra del mundo? ¿Para quiénes lo es? La reflexión invita a mirar más allá del 'eslogan' y preguntarnos si nuestras mujeres —madres, hijas, compañeras— pueden decir lo mismo que las islandesas.




