Los mayores de Cartagena defienden la tradición de visitar el cementerio en Todos los Santos
En el cementerio de San Antón, los cartageneros llenan de color las tumbas mientras reflexionan sobre el futuro de una costumbre que muchos temen que se apague con el paso de las generaciones

Festividad de Todos los Santos en el cementerio de San Antón. / Ayuntamiento de Cartagena


Conexión desde el Cementerio de San Antón en Cartagena
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A las puertas del Día de Todos los Santos, los cementerios municipales comienzan a llenarse de vecinos que acuden con cubos, trapos y ramos de flores para honrar a los suyos. El cementerio de San Antón, el más numeroso de la ciudad, ofrece una imagen llena de movimiento y color.
“Tengo aquí a mis padres, a mi abuela, a mi madrina, a mis suegros... venimos todos los años a limpiarlo y traerles flores”, contaba Concepción, una de las muchas cartageneras que se adelantó a la visita. Junto a ella, Maruja y María Dolores compartían la misma costumbre, convertida en tradición familiar: “El sábado esto será un río de flores, se pone precioso”.

Cementerio de Cartagena / Ayuntamiento de Cartagena

Cementerio de Cartagena / Ayuntamiento de Cartagena
"Nuestra generación la seguirá manteniendo, pero los jóvenes no vendrán. Esto se va a perder”, afirmaban varias mujeres. La mayoría coincide en que cada año se ve menos gente joven en los cementerios. “Los que vienen son mayores. Cuando faltemos nosotros, esto se acabará”, comentan.
A pocos metros, Lola, una joven cartagenera, rompía el tópico. “Yo vengo todos los años a ver a mis abuelos, y a mis hijos también intento inculcarles la costumbre”, aseguraba mientras dejaba flores en el panteón familiar. Reconoce que Halloween ha cambiado la forma de vivir estas fechas, “pero no es incompatible. Se puede celebrar la vida y recordar a los que ya no están”.
“El Día de Todos los Santos no es una fiesta, es una forma de recordar, de sentirnos cerca de los nuestros”, explicaba María Dolores, una habitual del cementerio desde niña.
Aunque el sábado será el día grande, las visitas ya se han multiplicado desde mitad de semana, y en San Antón apenas quedan plazas libres para aparcar.
“Los cementerios también tienen su cultura, aquí hay historia, arte y vida”, decía una visitante mientras dejaba flores sobre una lápida. Otros lo viven como un momento de recogimiento y unión familiar.




